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luhmann, los medios de masas y el "silencio" electoral

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Por Juan José Solis Delgado

 

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Fecha de publicación: 6 de marzo de 2012

En 1991 se publicó por primera vez en castellano el libro Sistemas sociales: lineamientos para una teoría general [1] del sociólogo alemán Niklas Luhmann. Más tarde en 1998 en una nueva coedición, se relanzó la obra que literalmente transformó el paradigma de lo que hasta aquel entonces se conocía como la teoría de los sistemas sociales.


Hay que reconocer que, en principio, la propuesta teórica de Luhmann no fue bien recibida por el circulo sociológico de habla hispana; apenas un grupo reducido de investigadores latinoamericanos surcaban los caminos que trazaba Luhmann y desde entonces han realizado una labor descomunal para explicitar la teoría. Básicamente, la arquitectura que ofrece Luhmann es que la sociedad es comunicación que se sustenta en la distinción sistema/entorno conformada por sistemas sociales, por ejemplo, la política, la ciencia, la religión, el derecho, el arte, los medios de masas etcétera.


A grandes rasgos, lo que nos dice Luhmann es que cada sistema social o sistema de funciones, tiene ciertas operaciones propias, que sólo ocurren al interior del propio sistema y que lo diferencian de otros –y por supuesto lo distinguen del entorno–, además de que tienen la particularidad de ser clausurados. En otras palabras, la política, la economía, la religión, el derecho, los medios de masas, etc., son sistemas que tienen operaciones propias que al estar clausurados no permiten que otras operaciones incidan en sus operaciones internas. Así, lo que ocurre por ejemplo, en los medios de masas, son sólo operaciones que sirven para que éstos funcionen y nada que venga de otro sistema lo pueda influir. Las operaciones de la política no pueden determinar las operaciones de los medios de masas, cada sistema de funciones tiene sus propias operaciones, porque son sistemas operativamente clausurados.


La complejidad de la teoría luhmanniana, es que en sociedades situadas en la periferia de la modernidad, esta distinción no es tan nítida y se cree que la política, el derecho o la economía, se desarrollan desde los medios de masas o viceversa. Pero la realidad es que si observamos con atención, podremos descubrir que cada sistema social tiene sus propias intencionalidades –y por tanto operaciones– y aquello que los hace coincidir, son en cierto sentido operaciones que están en el entorno y que mediante un procedimiento llamado re-entry, irritan las operaciones que ocurren en el interior del sistema.


En el caso de los medios de masas, es fascinante observar sus operaciones, pues dada su visibilidad, nunca falta quien sostiene que la política o el derecho se llevan a cabo dentro de los medios de masas, como si no existiera está condición de ser un sistema operativamente clausurado. Y es que de alguna manera la aseveración es cercana a la realidad, pues el mejor escenario público donde el político desarrolla su actividad, es precisamente el fundado por los medios de masas. De hecho muchos teóricos (sobre todos de las principales corrientes como la norteamericana o la fundada en el marxismo), sostienen que es precisamente en los medios de masas donde se hace la política o el derecho; pero si esto fuera así, la política o el derecho ya hubieran sucumbido a los designios mediáticos; no obstante, cada sistema siempre se mantiene vivo pese a la aparente vinculación de operaciones de unos sistemas con otros.


Si nos sujetamos a la teoría de los sistemas sociales de Luhmann, podemos descubrir que en la periferia o centro de la modernidad, los sistemas sociales funcionan con operaciones propias, y en todo caso, la diferencia es que en uno y otro sitio, los anclajes con la realidad son más sólidos o débiles.


Por ejemplo, en países desarrollados la captura de un presunto delincuente se presenta ante los medios de masas sólo como información y no se juzga desde el escándalo, pues tienen muy claro que debe ser una autoridad quien se encargue de sentenciar la culpabilidad o inocencia del personaje en cuestión. Esto no ocurre en democracias en construcción. En países como México, la detención de un transgresor de la ley sube a los medios de masas con una altísima dosis de escándalo, reporteros, conductores de radio o tv, editores de prensa, etc., juzgan desde sus puntos de vista editoriales al inculpado, antes de que lo haga un juez.


Lo anterior, ilustra que los medios de masas darán a conocer irremediablemente la noticia de un “presunto” delincuente sin lugar a dudas; lo diferente será el nivel y recursos de observación e interpretación que se le dé ya sea en la periferia o centro de la modernidad.


Lo mismo sucede con los temas políticos. Los medios de masas no pueden sujetarse a la agenda política para poder operar. Por eso, cuando en México la ley electoral impide que los aspirantes presidenciales hagan proselitismo o propaganda política a través de los medios masivos, esto no quiere decir que forzosamente el silencio dominará el espacio mediático. En todo caso, lo que hacen los medios de masas es simplemente seguir operando con aquellas operaciones que le permiten su autopoiésis. Así, prácticamente desde que fue decretada la llamada “veda electoral” los políticos siguen haciendo política, los medios de masas siguen operando y la ley electoral sigue su curso.

Cada sistema de funciones sigue operando con operaciones propias y uno no incide o perturba al otro. Por eso, no se puede esperar bajo ninguna condición que los medios silencien la información política, pues mientras sea información siempre será parte de sus propias distinciones. Los medios de masas están de cierta forma obligados a dar a conocer información, porque esa es una operación inherente y sustantiva de su propio sistema; en ese sentido, ninguna ley o acción política podría impedirles operar cuando informar/dar a conocer/entender es su naturaleza ontológica.

 

[1] Título original en alemán: Soziale Systeme: Grundriß einer allgemeinen Theorie, publicado por la prestigiada casa editorial Suhrkamp Verlag en 1984.

 


Juan José Solis Delgado
Licenciado en Comunicación Social por la UAM. Diplomado en creación literaria por la Universidad del Claustro de Sor Juana. Especialidad en Desarrollo de Habilidades Docentes por la Universidad Tecnológica de México y cursó la maestría en Comunicación en la Universidad Iberoamericana. Por más de 12 años ha trabajado como productor de radio. Ha sido docente en diversas instituciones de educación superior, actualmente imparte cursos en la Universidad Iberoamericana y en la Escuela de periodismo Carlos Septién García.

Twitter: @juanjosesolis
Facebook.com/JJSolisDelgado

 


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