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2005

 

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En-Sueño Publicitario

Inmigrante Maldito

 

Por Enriqueta Rivera
Número 43

En esta ocasión, nos detenemos para analizar una película que aún está en cartelera en la Ciudad de México, es “Constantine”. Una historia que nos muestra diferentes mundos en un mismo sitio, infierno y cielo en la tierra, luchando con el hijo del demonio que quiere dominar la tierra, rompiendo las reglas que su padre a respetado por tanto siglos, con la confianza de que los seres humanos no podremos decidir por el Bien y caeremos tarde o temprano en sus manos, en el Mal.


Fuente: <http://constantinemovie.warnerbros.com/mobile/>

Entre una Biblia del Cielo y otra del Infierno, donde cada uno da la versión que más acomoda a sus intereses – nada nuevo para los terrenales- , resulta que sí existe la alternativa de que el hijo del demonio pase a la dimensión terrenal, pero necesita de ayuda para hacer el viaje entre un mundo y otro, requiere de una lanza especial, de una persona con cualidades especiales que le sirva de puerta y de ayuda de Gabriel. No comentaré más de la historia de la película pues la invitación está en la mesa. Sin embargo...

Muchos podrían ser los puntos a discutir, pues siempre tener como medio al libro más famoso de la Humanidad, resulta una tentación desde diferentes perspectivas. Aquí quiero rescatar pequeñas secuencias a la que se dedican tan sólo unos minutos, aquí la figura es el inmigrante mexicano:

La secuencia fílmica muestra a dos mexicanos, en harapos, morenos con la piel quemada por el sol, que buscan “algo” en una zona despoblada, como abandonada, con pequeñas construcciones, que se puede ubicar en un territorio justo al lado de la frontera con Estados Unidos, pasan coches a toda velocidad. En esta búsqueda, uno de ellos rompe como un piso de madera, en la oscuridad del espacio abierto, sumerge su brazo y saca “algo”; envuelto en una bandera nazi, encuentra una punta de lanza – con la que fue matado el hijo de Dios - que enseguida de entrar en contacto con ella, transforma al mexicano en un ser poseído por lo maligno, por un soldado del infierno, sus ojos como con fuego camina decidido y un coche choca con él, el auto queda destruido pues en el impacto el mexicano sobrevive, está dotado de cualidades especiales. Sigue su camino ante un amigo que queda atónito ante el suceso. En su trayectoria se observa una barrera de alambre, ha llegado a la frontera y salta sobre la cerca y entrando al territorio estadounidense a su paso va muriendo el ganado, uno a uno cada animal entre las sombras del día. Posteriormente, se acerca a un estadounidense que está en su camioneta, el mexicano inmigrante lo mata y maneja el auto para llegar a la Ciudad de los Ángeles donde el ritual de entrada del hijo del demonio se va a realizar y donde se requiere de esa lanza que él lleva consigo, para poder reunir los elementos necesarios y que finalmente el infierno sea también la dimensión terrenal.

Vaya historia!...no cabe duda que la narrativa se puede manejar de muchas formas, con diferentes personajes, en diferentes tiempos, con diversos colores de piel, con vestimentas que viajan por el tiempo, en coyunturas históricas particulares, como en la Guerra de las Galaxias donde el casco de los “malos” semeja un casco nazi, pero...si la punta de lanza con que fue matado Jesucristo estaba envuelta en una bandera nazi, símbolo de la capacidad de autodestrucción de la Humanidad – toda la Humanidad, se habla de la especie así que no se hagan a un lado ¡eh!- , ¿podría ser casual que un mexicano que pasa a ser inmigrante en territorio de los Estados Unidos sea uno de los instrumentos del Mal?...

Definitivamente son muchos los frentes para promover tanto lo mejor de la Humanidad, la esperanza de un mundo mejor, de menos xenofobia, menos violencia, menos mentiras, menos asesinatos, comportarnos menos irracionales, ya no se puede decir que como animales pues en muchas ocasiones ellos se comportan mejor que nosotros.

Si bien no es el centro de la película, se llega a la reflexión sobre el tipo de publicidad que se sigue difundiendo sobre lo que somos, sobre cómo somos vistos y recibidos, y ahora resulta que no sólo somos los mexican@s narcotraficantes, violadores, corruptos, vende patrias, entre muchos otras “cualidades”, sino que se nos etiqueta como instrumento del MAL, mal endemoniado, cómplice del hijo del demonio, que es un irrespetuoso de los acuerdos celestiales hechos antes de todos los tiempos, matamos al ganado del vecino país, matamos ciudadanos estadounidenses que “no nos hacen nada malo”...de nuevo ¡Vaya!.

Creo que esta película marca una nueva época en los arquetipos de nosotr@s l@s mexican@s, ¿seremos conscientes de ello?...¿qué haremos al respecto? ¿dejaremos que sigan marcando ese tipo de estigmas en nosotros?...¿qué opinan?...o acaso dirán: “es una peliiiiiícula, qué puede pasar”...¿no es el cine una herramienta de la difusión de una ideología, para mantener una hegemonía?


Mtra. Enriqueta Rivera
Catedrática del ITESM, Campus Estado de México y de la UNAM, México.

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