Razón y Palabra Bienvenidos a Razón y Palabra.
Primera Revista Electrónica especializada en Comunicación
Sobre la Revista Contribuciones Directorio Buzón Motor de búsqueda


Mayo 2002

 

Número del mes
 
Números anteriores
 
Editorial
 
Sitios de Interés
 
Novedades Editoriales
 
Ediciones especiales



Proyecto Internet


Carr. Lago de Guadalupe Km. 3.5,
Atizapán de Zaragoza
Estado de México.

Tels. (52) 58 64 56 13
Fax. (52) 58 64 56 13

Cultura masiva

Mito y superhéroes: En un principio todo era caos, pero llegó Superman...

 

Por Claudia Quintero
Número 26

En el principio sólo existía el caos pero Superman vino, y creó los cielos surcados por hombres y mujeres voladores y las tierras infinitas de historias alucinadas. (Superman fue el primer superhéroe). Sin él, no existirían ni Batman, ni Spider-Man, ni los X-Men, ni Spawn -ni siquiera Goku- (claro que alucinar que no pasó lo que pasó es onanismo dialéctico, pero sirve para justificar esta sección). Aquí, diversos artículos dedicados a sus orígenes.
(OcRam,1999)1

Si atendemos a la explicación que Teun van Dijk2 ofrece sobre la noción de ideología en su acepción y función más neutral y más general, entonces una forma de especificar a los mitos3 sería como un sistema de creencias que sirvió a grupos y a sus miembros como una guía para la organización y para el manejo de sus metas, de sus prácticas sociales y de toda su vida social diaria, todo con el fin de subsistir, aunque -continuando con las nociones de ideología, creencia y conocimiento de van Dijk- para los miembros de estos grupos, el mito, como un sistema de creencias, era la representación de hechos cotidianos observables, por lo que en su interpretación el mito fue "conocimiento" respecto a su entorno, no solo ideología.

Bajo las argumentaciones que sobre el mito demostraron Freud y C. G. Jung (la lógica, los héroes y las hazañas del mito sobreviven en los tiempos modernos refugiadas en el inconsciente individual y colectivo), Joseph Campbell (1949)4 analiza y explica, a través de variadas referencias mitológicas sujetas al psicoanálisis, que las grandes coincidencias en las mitologías de los grupos culturales más diversos (la partida, la iniciación, la apoteosis y el regreso como componentes esenciales de la aventura del héroe) se deben a la posibilidad de que representen creaciones naturales de la mente humana que los pueblos ágrafos llegaron a utilizar conciente y satisfactoriamente para resolver los dilemas de su tiempo (utilizaron al mito como conocimiento del mundo), pero que más tarde la sociedad occidental -encaminada por el pensamiento científico- racionalizara, enviando a estos sistemas de significación, que antes pertenecían a una colectividad conciente de ellos, hacia el inconsciente individual. Para Campbell, el mito como precepto fue desacreditado a partir del desarrollo de la ciencia: El hombre moderno no se guió más por el mito para interpretar, representar y por tanto para tomar las decisiones materiales de su existencia porque el pensamiento científico suplió al pensamiento primitivo, como en cierta forma lo explicó Claude Lévi-Strauss en Mito y Significado (1999)5. Aún así, Campbell argumenta que ha sido gracias al inconsciente individual y colectivo que se ha logrado reproducir una y otra vez en las leyendas, en las tradiciones y en los rituales de todos los pueblos del mundo el "monomito"6, ese sistema de significación colectivo que es "creencia" común al hombre de todos los tiempos y lugares.

El mito es, ante todo, una estructura narrativa que forma parte del patrimonio colectivo. Los especialistas de la Antigüedad reconocen que los diversos registros mitológicos mientras dejaron de ser objeto de convicciones y fundamento de religión se han transformado a través de la historia de los pueblos en obras literarias o cuentos folclóricos siguiendo de esta manera activos. Los pueblos no creyeron más en los mitos, pero tampoco se les apreció menos. Las estructuras mitológicas de origen han cambiado eventualmente su discurso de acuerdo con nuevas modalidades de inserción textual. Las modalidades de inserción en las que se ve reproducido un mito determinarán también el grado de su deconstrucción y de su inclusión en una realidad sociohistórica determinada.

Una de las modalidades de inserción contemporánea en la que es evidente la manifestación del mito es la narrativa del comic-book7 de superhéroes. Aunque no es posible aplicar el término estrictamente mitológico a los personajes fantásticos del comic-book (en el sentido que lo entiende la etnología y la ciencia de las religiones), sí se les puede reconocer como un producto de la cultura popular que ha reactivado los relatos arrojados por los grandes mitos egipcios, griegos, escandinavos y de los pasajes bíblicos del Génesis. Existen claros indicios en sus contenidos que aparentan ser la actualización de los relatos mitológicos, por ejemplo, los nombres y las virtudes de muchos de los personajes de las compañías Marvel y D.C hacen referencia explícita a los de las figuras homéricas del pasado: Thor, Medusa, Cyclos, Tritón, La Mujer Maravilla (quien tiene por origen el Olimpo) y Flash (quien posee el casco alado de Hermes). Aunque estos personajes -que no son los creadores, pero los conservadores del orden en el mundo- no se apeguen en sus aventuras a la estructura detallada de la narración de origen, sus hazañas no son menos fabulosas pues se reproduce de manera privilegiada en ellas la representación simbólica de los valores y creencias de un pasado mitológico determinado por el contexto social y cultural que implica la sociedad moderna.

Es en parte al poder simbólico del discurso mitológico deconstruido en el cómic de superhéroes que el género y la industria de la historieta norteamericana comienzan a crecer comercialmente, pues el mito apela a ciertas creencias y a ciertos valores que aún prevalecen en la cultura contemporánea. El "poder cultural" que adquirió el comic-book de superhéroes como manifestación de la cultura popular recayó, y recae aún, en la significación o en el poder simbólico que trae el enunciar la existencia de héroes mito, semidioses que colectiva e inconscientemente se necesitan para guiar bajo un contexto de crisis.


Notas:

1 "OcRam" es el seudónimo de un ciberfan del personaje Superman de los comic-books. El texto introduce a la sección que OcRam dedica en su página web para hablar sobre la génesis de este personaje. La página web que él diseña para "honrar" a su personaje favorito es una especie de "culto", como puede connotarse en el tratamiento que le da al breve párrafo en el que justifica la importancia de este superhéroe sobre otros. Disponible en: <http://www.geocities.com/Area51/Labyrinth/1588/superman.html>
2 van Dijk, T. (1998). Ideology. London: SAGE Publications.
3 El compendio de historias anónimas que narran el origen del mundo, del hombre y de la sociedad mediante relatos específicos a cerca de dioses o súper hombres (semidioses).
4 Campbell, J. (1997). El Héroe de las Mil Caras. Psicoanálisis del mito (3ª. ed.). México: Fondo de Cultura Económica.
5 Lévi-Strauss, C. (1999). Mito y Significado (5ª. ed.). México: Alianza Editorial.
6 El monomito es la estructura narrativa compuesta por acciones claras que le son atribuibles al héroe: La partida, la iniciación, la apoteosis y el regreso.
7 Es en 1934 cuando nace y se comercializa el concepto de comic-book con Famous Funnies. La revista es distribuida en los kioscos de revistas causando un fenómeno único en los anales del noveno arte norteamericano: La gente comienza a comprar por 10 centavos una selección de las variadas historietas dominicales que son publicadas en los periódicos. El comic-book comienza a imponerse poco a poco ante la historieta de la prensa y en 1935 The National Periodical Publications concibe New Fun Comics, el primer fascículo que propone historias originales, seguida dos años más tarde por Detective Comics, el primer comic-book consagrado a un tema preciso. Su éxito es tal que su editor, DC Comics, conserva las dos primeras letras en su nombre.


Mtra. Claudia Quintero
Docente del Departamento de Comunicación del ITESM, Campus Guadalajara, Jal., México

Columnas anteriores