Razón y Palabra Bienvenidos a Razón y Palabra.
Primera Revista Electrónica especializada en Comunicación
Sobre la Revista Contribuciones Directorio Buzón Motor de búsqueda


Octubre -Noviembre
2004

 

Número actual
 
Números anteriores
 
Editorial
 
Sitios de Interés
 
Novedades Editoriales
 
Ediciones especiales



Proyecto Internet


Carr. Lago de Guadalupe Km. 3.5,
Atizapán de Zaragoza
Estado de México.

Tels. (52)(55) 58645613
Fax. (52)(55) 58645613

Editorial
 

Por Alejandro Ocampo
Número 41

Llegamos ya a la recta final de este 2004. Ciertamente un momento decisivo que anticipará el 2005. Elecciones, guerra, economía, conformación de grupos de interés a nivel micro y macro, entre otras cuestiones, es lo que nos espera en lo que queda de este 2004. Al tiempo.

En Razón y Palabra, con la edición 41 practicamente cerramos el año 9 de estar en línea y lo celebramos con la presentación de este número completamente en portugués. El doctor André Lemos, destacado investigador brasileño, coordina esta edición que se dedica a explorar los impactos y trascendencia de las comunicaciones móviles. Se trata de una colección de textos que extienden la mirada a este fenómeno desde distintas perspectivas, que van desde el comunicarse, hasta la creación artística y hasta estética que ofrecen estas tecnologías.

En esta editorial, y como mensaje de este bimestre, me gustaría traer a esta tribuna a un humanista de dimensiones muy mayores. Malinterpretado, llevado a extremos y cargado de una serie de significaciones de las que bien se podría hacer un abanico en todas direcciones, sino, en algunos casos, mutuamente excluyentes. Personajes, como al que me refiero, merecen nuevas lecturas, merecen ser leídos con nuevos ojos y entenderlos más allá de estigmatizarlos. Me refiero a Karl Marx.

Si bien la obra de Marx es extensa, y en ocasiones un tanto radical y volcada definitivamente hacia la economía, se ha olvidado –o tal vez querido olvidar-, a un Marx humanista que pide a gritos que lo escuchen y cuya preocupación central no es ni siquiera el obrero o el trabajador, sino la persona. Más allá de “Proletarios del mundo, uníos” o la tan llevada “La religión es el opio del pueblo”, que ni siquiera es de Marx, sino de su amigo de juventud Bruno Bauer, Marx esboza una antropología y una ética de verdad interesantes. Baste una cita para ilustrarlo:

Nosotros partimos de un hecho económico, actual.
El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce, cuanto más crece su producción en potencia y en volumen. El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuanto más mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas. El trabajo no sólo produce mercancías; se produce también a sí mismo y al obrero como mercancía, y justamente en la proporción en que produce mercancías en general (Marx, Manuscritos económico-filosóficos, p. 104. Ed. Alianza) [las negritas son mías].

El trabajo enajenado no sólo vuelve al hombre indefenso, sino le quita la posibilidad de encontrarse y realizarse a sí mismo. Tal vez la visión de Marx de hace 150 años no es tan distante de la realidad actual, particularmente en nuestra América Latina.

En fin, gracias a todos los que participaron en esta edición y muchas gracias a ti, estimado lector. Esperamos que encuentres interesante esta edición.

Un abrazo


Alejandro Ocampo
Director de Razón y Palabra.