|
Por Alejandro Ocampo
Número 31
A un mes de iniciar el 2003
les presentamos la edición 31 de Razón y Palabra.
En este número presentamos buena parte de las ponencias presentadas
en el Congreso Iberoamericano de Investigadores de la Comunicación,
ICOM, 2002 en la Universidad de La Habana, Cuba en diciembre pasado.
Además de agradecer al Dr.
Octavio Islas por la magnífica coordinación de esta
edición, la segunda consecutiva, va para él una muy
profunda felicitación y un abrazo desde donde este semestre
imparte cátedra, la Universidad Central de Missouri en los
Estados Unidos.
En este número, se recoge
buena parte del estado de arte de la investigación en nuevas
tecnologías de información y comunicación en
América Latina. La convergencia que hicieran en Cuba académicos,
investigadores y, en general, estudiosos del tema, ha producido
buena cantidad de ideas nuevas y mejores explicaciones para explicar
cómo estos nuevos medios están transformando a la
sociedad y a la vida de miles de personas en nuestros países.
Así, aunque en nuestra región se realiza poca investigación,
A la par de ello, también integramos algunas investigaciones
en el apartado de los medios de comunicación de corte más
tradicional no por eso menos importantes.
Este incierto 2003 inicia como una
especie de esperanza fallida, como si alguien estuviera a punto
de darnos una noticia que esperamos, mala por cierto, pero que en
la impotencia de cambiarla únicamente se refleja el uso del
poder que da la fuerza para obligar o, en otro caso no menos agradable,
ejecutar por cuenta propia actos sin sustento jurídico, fáctico
y mucho menos ético, con la polivalente sensación
que ofrece la contemplación callada. Me refiero a la guerra
que se cierne sobre oriente medio y que puede detonar un polvorín
que sólo espera una chispa para estallar. Esta es la lucha
por el poder.
Las grandes cadenas de medios sólo
esperan que inicie la guerra para televisarla, sería una
especie de Desert Storm II, al más puro estilo de Rocky o
Superman con sagas prolíficas y, ciertamente, muy redituables
en términos económicos. Es por ello necesario recordar
las palabras que Neil Postman apunta sobre los medios:
Así como el medio físico
determina cual será la fuente de alimentos y como serán
los esfuerzos laborables, los medios informativos proporcionan
la dirección específica de la clase de ideas, actitudes
sociales, definiciones de conocimientos y capacidades intelectuales
que emergerán (Postman, Neil. La enseñanza como
actividad de conservación de la cultura, México,
Ed. Roca, 1984, p. 37).
¿Hacia dónde va este
Estado que corrupto y lleno de vicios trata de emular al Estado
totalitario de Platón? George Orwell resulta muy ilustrativo
para explicar este fenómeno, paradójicamente escrito
con más de medio siglo de antelación. En La Rebelión
en la Granja, después de que los animales en sesión
acordarán que "Todos eran iguales" poco a poco
el ansía de poder y riqueza degeneró en que "Todos
eran iguales, pero algunos eran más iguales que otros",
es decir, después de todo sí había una aristocracia,
mejor aún, oligarquía, con más derechos y privilegios
que el común de los animales, quienes sólo trabajaban
para mantenerlos a cuerpo de rey, mientras esa raza superior tomaba
decisiones, muchas veces sobre la vida de esos plebeyos, sin consultarlo
siquiera con ellos. La oligarquía había desarrollado
todo un sistema ideológico para mantener a los animales comunes
fuera de la posibilidad de conocer esas disposiciones y de tomar
decisiones. En 1984, el Gran Hermano vigilaba todas las acciones
y pensamientos de todas las personas, curiosamente a través
de una pantalla. El Partido utilizaba tres máximas para infundir
confianza en los habitantes de Asia-Oceanía: 1) La guerra
es la paz; 2)La libertad es esclavitud; y 3) La ignorancia es la
fuerza.
La relación entre las novelas
de Orwell y el apunte de Postman resulta sorprendente. ¿Qué
se persigue a través de los medios y las grandes cadenas
para legitimar el uso de la violencia en Irak?
Quizá Comsky encuentra una
solución en su ensayo sobre El Control de los medios de Comunicación:
El rebaño desconcertado
es un problema. Hay que evitar que brame y pisotee, y para ello
habrá que distraerlo... Hay que hacer que conserven un
miedo permanente, porque a menos que estén debidamente
atemorizados por todos los posibles males que pueden destruirles,
desde dentro o fuera, podrían empezar a pensar por sí
mismos, lo cual es muy peligroso ya que no tienen la capacidad
de hacerlo (Chomsky, citado por Jenaro Villamil, La Jornada, febrero
2, 2003).
No es casualidad que en el Mundo
Feliz de Aldous Huxley se sacrificara la privacidad por la seguridad,
justo como hoy.
Así pues para la academia
de comunicación el reto está muy claro y Paulo Freire
lo refirió como uno de los fines del trabajo del docente:
hacer que los estudiantes transiten de la curiosidad ingenua a la
curiosidad crítica, esa curiosidad que señala, denuncia,
cautelosa y no es fácil de convencer, ¡ya estuvo bien
de lectores de noticias y Marías del Barrio!
Ya para finalizar, extendemos una
muy sincera condolencia por los siete astronautas que perdimos apenas
el sábado 1 de febrero en el aparatoso accidente del transbordador
Columbia. Si bien ello nos vuelve a recordar nuestra muy frágil
y efímera existencia, así como lo insipiente y falible
de nuestra tecnología, también nos trae a la memoria
que gracias a la titánica empresa del entrañable y
extrañable Carl Sagan para mantener a flote el programa espacial
cuando la alta burocracia y la milicia decidieron dejarlo fuera
porque les resultaba poco redituable en comparación con las
guerras y el ejercer presión sobre gobiernos de países
débiles, claro que en aquel entonces el diablo se llamaba
comunismo, hemos avanzado un poquito más en la comprensión
de nuestro vecindario. Ahora los siete tripulantes seguro estarán
con él, quizá en algún planeta de cierta galaxia
lejana, donde la comprensión que ofrece la comunicación
será la regla y no la excepción, donde la desesperación
por el poder es sólo una anécdota del eterno presente
que se entremezcla con la idea de Rosseau del bien y de Hume del
mal. Si no ¡qué terrible desperdicio de espacio!
Un Abrazo
Alejandro
Ocampo
Director de Razón y
Palabra |