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Por Xavier Vilchis
Número 30
Cuando
se combina la extraordinaria fuerza de los medios
de comunicación con la genialidad musical
y poética como la de los Beatles en una
sociedad nihilista, pero desesperadamente hambrienta
de sentido axiológico, se produce entonces
un ideal de arquetipo, o modelo a seguir, para
la masa juvenil de una modernidad en decadencia.
Su enorme éxito se debe a que la originalidad
de su música y su poesía, que supo
expresar los anhelos, angustias y críticas
sociales de una juventud que vivía constantemente
la amenaza de la guerra fría. La figura
rebelde de John Lennon representaba el ideal
a seguir por aquellos adolescentes decepcionados
del modelo de vida americano. "Ónticamente
un modelo es una consistencia estructurada de
valores dentro de la unidad de una persona, es
decir, una esencia estructurada de valor en forma
personal"1
el modelo no es perfecto porque es humano, por
ello no debe ser hipostasiado de tal manera que
se confunda o identifique totalmente su persona
con el valor representado por ésta, pero
las valoraciones son siempre subjetivas y por
ello siempre tienden a idealizar al modelo, este
es el peligro de los artistas y es el precio
de los famosos que tienen que ser perfectos porque:
su vida ya no puede ser privada, siempre serán
sujetos a los juicios axiológicos de sus
"fans". En una sociedad de consumo
el comportamiento general de las masas puede
ser manipulado por los medios e incluso predecible,
pero no el de cada uno de los individuos. Es
además imposible saber la interpretación
de sus valoraciones: "No sé nunca
exactamente si significo lo que quiero significar"2
porque el otro es el yo que no soy yo. El "fan"
tiende siempre a imitar a su modelo porque en
el fondo quiere también desesperadamente
tener un yo: ser alguien. Aldous Huxley nos dice
en su ensayo Las puertas de la percepción
cielo e infierno que la mente del esquizofrénico
es un alma no solamente no regenerada, sino además
desesperadamente enferma, su enfermedad consiste
en su incapacidad para escapar de sí misma
encontrando refugio como lo haría cualquier
persona "normal" en un mundo de convenciones
y símbolos sociablemente compartidas3.
La novela El guardián entre el centeno
nos describe la terrible soledad de un espíritu
adolescente: Holden Caulfield, que pertenece
a una familia de clase media alta de los Estados
Unidos cuyo estado de ánimo es deprimente.
El personaje nos cuenta que ha sido expulsado
de la escuela, no se decide a enfrentarse a sus
padres y a través de la lectura nos describe
la absoluta falta de interés en todas
sus relaciones personales, sus actitudes son
contradictorias, estúpidas y cínicas
no existe nada que le agrade. Cuando al final
llega a su casa, se encuentra con su hermana
menor Phoebe que lo cuestiona y le pregunta qué
le gustaría hacer con su vida. Holden
responde que para las ciencias es un desastre
y que tampoco abogado como su papá, porque
los abogados en realidad no salvan vidas inocentes
lo que hacen es "ganar un montón
de billetes, jugar al golf y al bridge, comprarse
coches, beber martinis secos y darse mucha importancia"4.
Pero que si de verdad pudiera elegir, sería
algo así, como lo que dice un poema de
Robert Burns:
Muchas veces me imagino que hay
un montón de niños jugando en un campo de centeno.
Miles de niños. Y están solos, quiero decir que
no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy
al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que
los niños caigan en él. En cuanto empiezan a correr
sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los
cojo. Esto es lo que me gustaría hacer todo el tiempo.
Vigilarlos . Yo sería el guardián entre el centeno.5
Para la conciencia extraviada de
Mark David Chapman, estas frases pudieron ser una revelación
sobre lo que él podría ser: el guardián
entre el centeno. La desilusión de su antiguo modelo
John Lennon había transformado su admiración y amor
en odio. Lennon había blasfemado había dicho que "los
Beatles eran más famosos que Jesucristo", además
vivía cómodamente y no era realmente auténtico,
estaba haciendo daño a los jóvenes con sus canciones.
Chapman escuchó una voz interior que le decía que
hay que eliminar a Lennon, para evitar que los niños sigan
cayendo en el abismo del nihilismo.
Notas:
1
Suances Marcos Manuel, Max Scheler principios de una ética
personalista, Herder, Barcelona 1976, p.137.
2 Sartre Jean Paul, El ser
y la nada, Losada, Buenos Aires 1968 p.460.
3 Huxley Aldous, Las puertas
de la percepción Cielo e Infierno, Ed. Hermes, Buenos
Aires 1991, p.54.
4 Salinger J.D. El guardián
entre el centeno, Alianza Editorial, Madrid 1999, p.184.
5 Ibid. p.185.
Dr.
Xavier Vilchis
Catedrático del Departamento de Humanidades
del ITESM Campus Estado de México,
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