|
Por Paul Capriotti
Número
53
Introducción
Las empresas
tienen una historia, evolucionan y cambian, viven
en un entorno determinado con el cual se relacionan,
siendo modificadas por la acción del entorno,
a la vez que ella actúa sobre el entorno
con su evolución y cambio. Por ello, las
compañías pueden ser consideradas
como parte integrante de la realidad diaria de
los individuos, no sólo por los servicios
que éstos utilizan y de los productos
que consumen, sino también porque las
empresas se establecen como sujetos participantes
a nivel social.
Se produce,
así, una ampliación del campo de
acción de las compañías.
Este cambio de status de la empresa en la sociedad
moderna puede ser considerado como fundamental.
La empresa se introduce en la sociedad no sólo
como sujeto económico activo, sino también
como sujeto social actuante (Capriotti, 1992
y 1999).
El reconocimiento
de esta situación por parte de las organizaciones
ha hecho que éstas deban asumir nuevas
responsabilidades frente a la sociedad. Márquez
y Fombrun (2005) señalan, sin embargo,
que no existe una unidad de criterio a la hora
de definir lo que engloban las “responsabilidades
empresariales”. En la literatura internacional,
podemos encontrar dos posiciones claramente diferenciadas.
Por una parte,
existe una corriente de pensamiento que sostiene
que la única responsabilidad de una empresa
es con sus accionistas y por lo tanto, defiende
que el rol económico (la elaboración
de buenos productos y la generación de
beneficios) es la principal responsabilidad que
tienen las empresas, únicamente limitado
por la conciencia ética de los empresarios
y la normativa legal vigente (Friedman, 1970).
Por otra parte,
hay otra corriente (cada vez más mayoritaria)
que afirma que la responsabilidad de las compañías
debe ir más allá de su rol puramente
económico, para asumir un rol social (Carroll,
1979; Wartick & Cochran, 1985; Wood, 1991;
Carroll, 1999; Waddock, 2004). Esta corriente
diferencia entre las responsabilidades económico-legales
(rol económico) y responsabilidades ético-sociales
(rol social), y sostiene que las empresas deben
cumplir un rol social (vinculado a sus responsabilidades
sociales), además de sus funciones puramente
económico-legales.
De
la Responsabilidad Social Empresaria a la Ciudadanía
Corporativa
La
concepción sobre lo que es y lo que abarca
la responsabilidad empresarial ha evolucionado
en los últimos 50 años. En diferentes
estudios, algunos autores (Wartick & Cochran,
1985; Wood, 1991; Carroll, 1999; Waddock, 2004)
sugieren la existencia de una evolución
paulatina desde que Bowen (citado en Carroll,
1999) reflejara en los años 50 las responsabilidades
personales del empresario, hasta la actual convivencia
de diferentes conceptos, tales como Responsabilidad
Social (Carroll, 1979), Comportamiento Social
Corporativo (Wartick & Cochran, 1985; Wood,
1991) ó Ciudadanía Corporativa
(Waddock, 2004).
Archie Carroll,
en un artículo fundamental para el desarrollo
posterior de las teorías sobre las responsabilidades
empresariales, expuso que “the social responsibility
of business encompasses the economic, legal,
ethical and discretionary/philantropic expectations
that society has of organizations at a given
point of time” (Carroll, 1979: 500). Así,
establecía claramente la responsabilidad
económica de las organizaciones hacia
sus propietarios/accionistas y las responsabilidades
legales en relación con las normativas
vigentes, pero también indicaba claramente
que las responsabilidades de las empresas debían
ir más allá de las responsabilidades
legales y económicas, para asumir también
un conjunto de compromisos sociales y medioambientales
de las organizaciones. Así, la Responsabilidad
Social Empresaria (RSE) quedaba establecida
como las responsabilidades económicas,
sociales y medioambientales de las organizaciones
(el denominado triple bottom line).
Esta visión
de la RSE evoluciona hacia una mayor amplitud
en los años 80 y 90, apelando a una nueva
expresión: la Corporate Social Performance
(CSP). Wartick & Cochran (1985: 758)
la definen como “the integration of the
principles of social responsibility, the processes
of social responsiveness, and the policies developed
to address social issues”. Por su parte,
Wood (1991), basándose en Carroll (1979)
y en Wartick & Cochran (1985), ha definido
la CSP como “a business organization’s
configuration of principles of social responsibility,
processes of social responsiveness, and policies,
programs, and observable outcomes as they relate
to the firm’s societal relationships (Wood,
1991: 693). Así, además de los
principios fundamentales de la RSE de Carroll,
se incorporan los procesos y las políticas
de gestión de la organización que
se deben realizar para llevar adelante tales
principios.
Por otra parte,
el concepto de Ciudadanía Corporativa
(CC) adquiere relevancia en la última
década, para, según Waddock (2004:
10), incorporar a la CSP el enfoque global y
los planteamientos concretos de la Teoría
de los Stakeholders. Así, la Ciudadanía
Corporativa es “the strategies and operating
practices a company develops in operationalizing
its relationships with and impacts on stakeholders
and the natural environment” (Waddock,
2004: 9). En esta concepción, se consolida
y enfatiza la necesidad de incorporar las estrategias
y políticas de CC dentro del proceso general
de gestión de las organizaciones, a la
vez que se incorpora la idea de la gestión
de las relaciones con los diferentes públicos
de la organización como parte del proceso
de desarrollo de la CC.
Es decir, la
idea inicial de Bowen sobre la responsabilidad
del empresario ha ido ampliando progresivamente
su significado con el paso del tiempo, a la vez
que se iban acuñando nuevas expresiones
para dar cabida a los nuevos contenidos de los
conceptos.
El
concepto amplio de Ciudadanía Corporativa
Más
allá de cuestiones eminentemente terminológicas,
existen un conjunto de fundamentos comunes entre
todas las definiciones y conceptos precedentes.
Así, la Ciudadanía Corporativa,
en sentido amplio, puede ser definida como los
compromisos, estrategias y prácticas operativas
que una compañía desarrolla para
la implantación, gestión y evaluación
de su Conducta Corporativa, su Ética Corporativa
y sus Relaciones Corporativas.
La Ciudadanía Corporativa, pues, se sustenta
sobre 4 aspectos generales (Tabla 1): (a) El
Comportamiento Corporativo; (b) La Ética
Corporativa; (c) Las Relaciones Corporativas;
y (d) La Política de Ciudadanía
Corporativa.
Comportamiento
Corporativo |
Acción
Económica |
El impacto
económico de la compañía
a nivel local, regional, nacional y/o supranacional. |
Comportamiento
Corporativo |
Acción
Social |
Implicación
de la compañía en temas sociales,
incluyendo los derechos humanos en el trabajo. |
Comportamiento
Corporativo |
Acción
Medioambiental |
Implicación
de la compañía en temas medioambientales. |
Ética
Corporativa |
Gobierno
Corporativo |
La gestión
ética y transparente en el gobierno
de la empresa. |
Ética
Corporativa |
Ética
de Negocio |
La producción
y comercialización ética de los
productos y servicios de la compañía. |
Relaciones
Corporativas |
|
Las vinculaciones
establecidas con los diferentes públicos
de la compañía. |
Política
de Ciudadanía Corporativa |
|
Los compromisos,
estrategias y prácticas operativas para
el desarrollo, evaluación y control
de la realización de los 3 aspectos
anteriores. |
Tabla
1: Componentes de la Ciudadanía Corporativa
De esta manera,
la Ciudadanía Corporativa no es una actividad
“agregada” a la gestión empresarial
o comunicativa de la empresa, sino que es parte
integrante de la filosofía de management
de la misma, basada en el comportamiento socialmente
responsable a la hora de realizar su negocio.
La Ciudadanía Corporativa no es un conjunto
de actividades planificadas por la organización
para “calmar su conciencia”, “devolver
a la sociedad parte del beneficio”, “posicionar
a la compañía socialmente”,
o incluso “ayudar filantrópicamente
a la sociedad”, sino que es un compromiso
ético y filosófico a nivel corporativo
de desarrollar su negocio (y ganar dinero, por
supuesto) de forma socialmente responsable.
La
Importancia de la Ciudadanía Corporativa
Desde
la perspectiva empresarial, la importancia creciente
que adquiere la Ciudadanía Corporativa
viene marcada por el hecho de ser considerada
una actividad legitimadora de la organización
frente a la sociedad (Wartick & Cochran,
1985; Neu et al., 1998; Hooghiemstra, 2000; Deegan,
2002). La idea central de la Teoría de
la Legitimación es que la supervivencia
de la organización es dependiente del
entorno en el que opera, dentro de los límites
y normas establecidas por la sociedad (Deegan,
2002; Hooghiemstra, 2000). La legitimidad social
se sustenta en un “contrato social”
entre compañía y sociedad, que
le otorga “licencia para operar”
en un determinado territorio. La sociedad puede
“revocar” el contrato social con
una organización, por medio de diversas
evidencias: los consumidores pueden dejar de
comprar productos de dicha compañía
ó la comunidad puede activamente manifestarse
en contra de la organización. Así,
la supervivencia de la organización se
verá amenaza si la sociedad considera
que la organización no está cumpliendo
con su contrato social. En este sentido, las
Relaciones Públicas pueden ser consideradas
una práctica legitimante de las organizaciones.
La responsabilidades
empresariales han estado ligadas íntimamente
a las Relaciones Públicas. Así,
se puede observar una estrecha relación
entre la práctica de las Relaciones Públicas
y la acción de Responsabilidad Corporativa.
Grunig y Hunt señalan que ““public
or social responsibility has become a major reason
for an organization to have a public relations
function” (Grunig & Hunt, 1984: 48).
En este sentido, la Responsabilidad Corporativa
no sólo estaría estrechamente vinculada
a las Relaciones Públicas, sino que sería
una acción legitimadora de la propia actividad
de Relaciones Públicas en una organización.
Por otra parte,
la importancia de la Ciudadanía Corporativa
para los diferentes públicos de la organización
(consumidores, inversores, empleados, comunidad)
ha quedado demostrada en los diversos estudios
realizados sobre la valoración que aquellos
realizan sobre el comportamiento de las empresas
en relación con su CC. Un estudio realizado
por IPSOS (2004) sobre los consumidores europeos
pone de manifiesto la importancia de la ética
corporativa en los negocios. En otro estudio
realizado por PriceWaterhouseCoopers (2005) en
España señala la creciente sensibilidad
de los consumidores hacia las prácticas
de RSE, existiendo casi un 75% de consumidores
que ya han penalizado o que están dispuestos
a penalizar a las empresas que no son responsables.
Otro estudio, realizado por MORI (2004) para
el Institute of Public Relations en el Reino
Unido, señala que más del 75% de
los consumidores a la hora de valorar una compra
consideran importante el grado de responsabilidad
social de las empresas; casi el 90% de los empleados
considera que su empresa debería ser responsable
socialmente; casi el 40% de los analistas e inversores
consideran importante al evaluar a las empresas
que una compañía sea responsable;
y más del 50% de los periodistas y editores
consideran importante la responsabilidad social
a la hora de juzgar a las empresas.
Por último,
la Ciudadanía Corporativa tiene un impacto
importante sobre la Reputación Corporativa
de las empresas, y fundamentalmente sobre la
estructuración de los atributos que conforman
dicha reputación. La Reputación
Corporativa puede ser definida como una evaluación
global que los públicos tienen de una
compañía a lo largo del tiempo
(Gotsi y Wilson, 2001; Fombrun, 1996 y 2001;
Villafañe, 2004). Los públicos
realizan esta evaluación global por medio
de diferentes atributos que son asociados a las
compañías (Fombrun et al., 2000)
y que conforman la reputación corporativa.
Estos atributos pueden ser integrados en 2 grandes
grupos: atributos sobre la Capacidad Corporativa
y atributos sobre la Responsabilidad
Social Corporativa. Así, podemos
vincular dichas tipologías de atributos
con las tipologías de responsabilidades
empresarias: económico-legales y ético-sociales.
Por una parte, están las asociaciones
ligadas al Rol Económico (Capacidad
Corporativa), en relación con sus
responsabilidades económico-legales (realizar
buenos productos y servicios, cumplir la ley
y obtener beneficios crecientes), y por otra
parte, están las asociaciones vinculadas
al Rol Social (Responsabilidad Social Corporativa),
relacionadas con sus responsabilidades sociales
(respeto a los derechos humanos, cuidado del
medioambiente y contribución económica
y social a la comunidad). El ejercicio de estos
2 roles, y la forma en que tales roles sean comunicados
a los públicos, puede llegar a influir
en la composición de la Reputación
Corporativa de las compañías que
tengan dichos públicos, influyendo en
los atributos asociados con la Capacidad
Corporativa y la Responsabilidad Social
Corporativa de las empresas (Brown, 1998;
Brown and Dacin, 1997; Brown and Cox, 1997; Berens
and Van Riel, 2004). La política y las
acciones de Cuidadanía Corporativa contribuyen
a reforzar los atributos de Responsabilidad Social
Corporativa, lo cual permitirá expandir
y reforzar la Reputación Corporativa de
las empresas.
Conclusión
Durante
los últimos 50 años, las empresas
han ido asumiendo progresivamente responsabilidades
dentro del ámbito social, más allá
de su propia actividad económica, en una
creciente tendencia de búsqueda de legitimación
social. La Ciudadanía Corporativa se ha
constituido como una de las manifestaciones más
claras de la asunción de tales responsabilidades
por parte de las empresas frente a la sociedad.
Por su parte, diversos estudios revelan que también
es una actividad cada vez más valorada
y demandada por los públicos de las compañías,
que observan en dichas actividades el comportamiento
cívico de las empresas.
En la actualidad,
un número creciente de compañías
contribuyen a mantener y desarrollar su entorno
social, por medio de sus políticas y actividades
de Responsabilidad Corporativa. El desarrollo
de una adecuada política de Ciudadanía
Corporativa contribuirá a ampliar la concepción
que los públicos tienen de las compañías,
desde una perspectiva eminentemente de sujeto
económico hacia una visión
de las empresas como sujetos sociales implicados
en el desarrollo y cuidado de la sociedad y el
entorno natural. Para ello, la comunicación
juega un papel fundamental. La Comunicación
Corporativa se transforma en el instrumento esencial
para establecer relaciones duraderas con nuestros
públicos, que nos permita no sólo
comunicar nuestra Ciudadanía Corporativa,
sino fundamentalmente establecer un diálogo
permanente con los públicos para analizar,
favorecer y mejorar conjuntamente nuestro comportamiento
corporativo responsable.
Así,
la Ciudadanía Corporativa no sólo
se convierte en un imperativo ético y
moral de las empresas, sino también en
una respuesta estratégica de las organizaciones
ante los cambios en el entorno global, que contribuye
a la adaptación de las compañías
a la nueva realidad social, y se implanta en
la organización no ya como una actividad
promocional más, sino como parte fundamental
de la filosofía y de la estrategia corporativa
de las organizaciones.
Referencias:
Berens,
G. y Van Riel, C. (2004). Corporate associations
in the academic literature: three main streams
of thought in the reputation measurement literature.
Corporate Reputation Review, 7 (2),
161-178.
Brown, T. (1998). Corporate associations in marketing:
antecedents and consequences. Corporate Reputation
Review, 1 (3), 215-233.
Brown, T. y Cox, E. (1997). Corporate associations
in marketing and consumer research: a review.
Corporate Reputation Review, 1 (1/2),
34-38.
Brown, T. y Dacin, P. (1997). The company and
the product: corporate associations and consumer
product responses. Journal of Marketing,
61, 68-84.
Capriotti, P. (1992). La Imagen de Empresa.
Estrategia para una comunicación integrada,
Barcelona: El Ateneo [versión online 2006
en<http://
www.bidireccional.net>].
Capriotti, P. (1999). Planificación
estratégica de la imagen corporativa,
Barcelona: Ariel.
Carrol, A.B. (1979). A three-dimensional conceptual
model of corporate social performance. Academy
of Management Review, 4, 497-505.
Carroll, A.B. (1999). Corporate Social Responsibility:
Evolution of a definitional construct. Business
& Society, 38 (3), 268-295.
Deegan, C. (2002). The legitimating effects of
social and environmental disclosures: A theoretical
foundation. Accounting, Auditing and Accountability
Journal, 15 (3), 282-311.
Fombrun, C. (1996). Reputation. Realizing
values from the corporate image, Boston
(MA): Harvard Business School Press.
Fombrun, C. (2001). Corporate Reputation as economic
assets. En Hitt, M.; Freeman, R.E. y Harrison,
J.: The Blackwell Handbook of Strategic Management
(pp. 289-312), Oxford (UK): Blackwell Publishing.
Fombrun, C; Gardberg, N. y Sever, J. (2000).
The Reputation Quotient: a multi-stakeholder
measure of corporate reputation. Journal
of Brand Management, 7 (4), 241-255.
Friedman, M. (1970). The social responsibility
of business is to increase its profits. The
New York Times Magazine, 33, 122-126.
Hooghiemstra, R. (2000). Corporate communication
and impression management: New perspectives why
companies engage in corporate social reporting.
Journal of Business Ethics, 27 (1/2),
55-68.
Gotsi, M. y Wilson, A. (2001). Corporate Reputation:
seeking a definition. Corporate Communications:
An International Journal, 6 (1), 24-30.
Grunig, J. y Hunt, T. (1984). Managing Public
Relations. Fort Worth: Holt, Rinehart and
Wilson.
IPSOS (2004). Ethique des enterprises: les consommateurs
européens doutent, en <http://www.ipsos.fr>
Márquez, A. y Fombrun, C. (2005). Measuring
Corporate Social Responsibility. Corporate
Reputation Review, 7 (4), pp. 304-308.
MORI (2004). CR Update: What stakeholders
really think, en <http://www.mori.com>
Neu, D.; Warsame, H., y Pedwell, K. (1998). Managing
public impressions: environmental disclosures
in annual reports. Accounting, Organisations
and Society, 23 (3), 265-282.
PriceWaterhouseCoopers (2005). La actitud
del consumidor hacia la Responsabilidad Social
Corporativa (RSC), en <http://www.pwc.com/es>
Villafañe, J. (2004). La buena reputación.
Madrid: Pirámide.
Waddock, S. (2004). Parallel Universes: Companies,
Academics, and the progress of Corporate Citizenship.
Business and Society Review, 109 (1),
5-24.
Wartick, S. y Cochran, P. (1985). The evolution
of the corporate social performance model. Academy
of Management Review, 10, 758-769.
Wood, D. (1991). Corporate social performance
revisited. Academy of Management Review,
16 (4), 691-718
Dr. Paul Capriotti
Estudios de Comunicación, Universidad Rovira
i Virgili, España. |