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Por Ozziel Nájera
Número 36
Las Ciencias de la Comunicación
han experimentado en los últimos años un estrechamiento
dentro de su estudio y práctica en el sentido en que fijan
sus observaciones orientándolas hacia los medios masivos
de comunicación (media), comunicación organizacional
y la muy de moda sociedad de la información que actualmente
con su brillo atrae en su mayor parte a los estudiosos de la comunicación.
El estudio de la comunicación se ha centrado en diversas
vertientes conductuales, estructurales y culturales sin ofrecernos
una visión verdaderamente integral, pues a final de cuentas,
como toda ciencia, se especializa cada vez más y más
de modo que podemos decir que un científico, al estudiar
un fenómeno que al paso del tiempo adquiere cada vez mayor
complejidad, puede llevar una investigación eliminando muchos
elementos del contexto que rodea a su objeto de estudio, sin ponerse
nunca en contacto con el ambiente más amplio de su materia.
Algunos científicos aseguran que esto es inevitable, porque
a medida que crecen los conocimientos, el saberlo todo en profundidad
y detalle se hace imposible, de modo que los investigadores se conforman
con trabajar en áreas específicas.
Este acercamiento fragmentario a
la naturaleza y realidad de toda ciencia no puede nunca solucionar
los problemas más profundos que enfrenta nuestro mundo. La
mayoría de los conflictos dependen de órdenes tan
amplios que en última instancia se extienden a la totalidad
de la naturaleza, la sociedad y a cada individuo2.
Por ello es necesario dentro del conocimiento de la comunicación
ampliar el campo de estudio e investigación, pues debido
a ello muchas veces llegamos a resultados equivocados o a enfocarnos
simplemente a que las Ciencias de la Comunicación comprenden
la publicidad, la Internet, la radio, o la televisión. Es
preocupante que no existe una verdadera perspectiva que se encargue
de integrar las distintas vertientes comunicacionales donde se tome
en cuenta desde el desarrollo comunicacional del individuo hasta
los media.
Asimismo la ciencia, al igual que
todo lo demás, se encuentra sumergida en un proceso constante
de evolución y cambio. Dentro de este proceso los avances
que se registran en un área determinada pueden tener importantes
implicaciones para el establecimiento de teorías y conceptos
en otros campos. De esta manera, el entorno general de la ciencia
experimenta constantemente cambios que son a veces tan agudos como
sutiles. Como resultado de estas complejas innovaciones tenemos
que la infraestructura subyacente de conceptos e ideas puede poco
a poco perder vigencia, se hace inapropiada y finalmente irrelevante.
Pero, al igual que en todas las disciplinas, los científicos
están acostumbrados a utilizar sus habilidades, herramientas
y conocimientos de manera subliminal e inconsciente con una marcada
tendencia a aferrarse a ellos e intentar seguir trabajando e investigando
con viejas técnicas en el marco de un nuevo contexto teniendo
como consecuencia la confusión y una más grave segmentación.
Sumemos a ello las otras ramas de
las ciencias las cuales presentan avances significativos dentro
de su campo, más complejos y a mayor velocidad. Ante este
acelerado crecimiento no existe ninguna respuesta que adapte las
nuevas nociones que aparecen, por lo que nuestra percepción
se convierte en una visión solamente especializada en un
tema que no toma en cuenta los desarrollos científicos en
otras áreas. Esto va acompañado a menudo de la suposición
de que las ideas y conceptos de un campo no tienen realmente importancia
en otro, lo cual nos delimita aún más nuestra visión
fragmentada y errónea, pues tampoco poseemos las herramientas
necesarias, o por lo menos básicas, para aproximarnos a las
otras ciencias, desde luego, sin abandonar el enfoque de la disciplina
en la que estemos sumergidos.
Ciertamente, no sólo es menester,
sino deseable cierto grado de especialización, el problema
viene cuando se admite que, en los niveles más profundos,
estas materias no guardan relación alguna y que el mundo
consiste en partes separadas que siempre pueden establecerse como
objeto de estudio disyuntivamente. Todas las nociones científicas
se asientan en una base de ideas que se extiende por encima de todas
las ciencias sin límite. Prevalecen conexiones de largo alcance
entre métodos, enfoques e ideas de las diversas especialidades,
enlaces de enorme importancia que no pueden ser tratadas como especialidades
separadas y ramas inconexas dentro de un mismo cuerpo y es precisamente
ahí, donde se establecen límites y barreras entre
las disciplinas y especialidades donde la comunicación se
desmorona, el lenguaje científico de cada ciencia dispone
a percibir la naturaleza por determinadas vías y se bloquea
una libre comunicación entre diversas áreas3.
Para ello es imperioso que estos límites se vuelvan estructuras
dinámicas y los científicos sean conscientes del contexto
más amplio de cada experimento y concepto para que no exista
una necesidad de fragmentación.
Es preciso establecer una capacidad
de apertura en toda ciencia tomando en cuenta que cada persona sea
capaz de mantener diversos puntos de vista, a manera de suposición
activa, y a su vez tratar las ideas de los demás con el cuidado
y atención que le prestamos a las propias. Para esto no es
necesario exigir a cada participante que acepte o rechace determinados
puntos de vista, sino que más bien se trate de llevar a cabo
un esfuerzo donde se intente comprender lo que significan las ideas
del otro. De esta manera, la mente podría sostener distintos
enfoques, casi con la misma energía e interés. Se
entabla así con un libre diálogo interno que puede
dar paso a un diálogo externo mucho más relajado y
abierto. Esto requiere el no casarnos con las ideas, no estar atados
y sometidos a una única percepción y visión
determinada del mundo. El inicio de una apertura comunicacional
más libre y creativa en todas las áreas de la ciencia
significaría un enorme avance para el enfoque científico
trayendo beneficiosas consecuencias para la humanidad.
Ahora bien, dentro de las Ciencias
de la Comunicación, la misma especialización antes
comentada la ha llevado a dejar muchos aspectos de lado trabajando
con tradiciones y antiguos paradigmas que resultaron durante una
campaña presidencial norteamericana en los años cuarenta.
Nos sorprendemos con rancias renovaciones de teorías sobre
opinión pública o sobre la construcción de
agendas temáticas por parte de los medios. La juventud se
deslumbra ante el boom de los media al escuchar cuentos de ciencia
ficción sobre el imperio de las nuevas tecnologías
por lo que muchas veces nos lleva a pensar que en comunicación,
hace mucho, muchísimo tiempo que hay nada nuevo.
El postmodernismo radical tampoco
nos ha llevado muy lejos, pues se ha encargado de desmoronar todo
pensamiento y en particular los estudios culturales, sumergido en
un puro intelectualismo que disfruta la deconstrucción de
todo aquello que se le atraviesa, dejándonos como única
visión un relativismo pluralista bajo el cual la única
perspectiva aceptable es la de que la verdad está determinada
culturalmente (excepto la suya propia, la cual puede ser aplicable
a toda cultura), y donde no existen verdades trascendentales ni
universales (excepto las suyas, claro está, que van más
allá de todo concepto). Por ello es urgente establecer nuevas
bases integralistas con base en una escuela constructivista que
funcione para interrelacionar los múltiples contextos humanos
como la ciencia, el arte, la religión, la filosofía,
así como las grandes tradiciones del planeta entero evidenciando
así que el mundo no se halla realmente dividido4.
El avance y desarrollo en las demás
ciencias no puede dejar de lado a la Comunicación, para ello
es necesario establecer nuevos enfoques comunicacionales que se
adapten a los nuevos paradigmas científicos y que entren
en juego con las demás ramas de la ciencia, descubriendo
vínculos ignorados y abrazando todo este vacío que
nos han dejado las especializaciones del paradigma newtoniano. El
fenómeno comunicacional no ha estado separado a esta concepción
mecanicista de la existencia humana. Nos hemos llenando de modelos
que en un instante se convirtieron en paradigmas incondicionales
de las relaciones mediáticas e interpersonales, es decir,
entre receptores y medios masivos y entre individuos en sí.
La comunicación entonces ha sido vista como un proceso lineal
y voluntario de causa y efecto, en el cual ineludiblemente la causa
es preeminente sobre el efecto, porque este último sólo
era lo producido por la causa. Otra característica fundamental
de la comunicación determinista fue que el fenómeno
en sí era reducido a un modelo tan lineal como por ejemplo
el de Claude Shannon, en el cual se concibe la comunicación
entre dos individuos como transmisión de un mensaje sucesivamente
codificado y después descodificado. Esto reanima una tradición
filosófica en la que el hombre se concibe como un espíritu
enjaulado en un cuerpo que emite pensamientos en forma de palabras;
estas salen por un conducto apropiado y son recogidas por embudos
ad hoc, que las envían al espíritu del interlocutor,
quien las analiza e interpreta su sentido. Dentro de este esquema
la comunicación se presenta como un acto verbal entre dos
individuos consciente y voluntario.
Si el estudio de la comunicación
retoma esta antigua posición filosófica, no podrá
escapar jamás de las dificultades lógicas que presenta.
Los seres humanos percibimos, nos movemos, emitimos sonidos, nos
alimentamos, nos reunimos en grupos, creamos amistades, sociedades,
religiones y diversos tipos de vínculos, nos peleamos, nos
emparentamos, etc. Podemos de esta forma situar miles de conductas
observables en categorías, clases y géneros diversos.
Retomar los conjuntos significativos dentro de una cultura para
estudiar su comunicación nos encamina al postulado de una
presencia de códigos de comportamiento personal e interpersonal
que regularían la asimilación de un contexto y por
lo mismo su significación. Todos subsistiríamos inevitablemente
(aunque de manera inconsciente) en y por los códigos ya que
todo comportamiento supone su uso. La utilización de estos
códigos, que escapan al modelo voluntario y consciente
de comunicación, pasa a formar parte de un nuevo paradigma
de comunicación dentro del cual es imposible dejar de
comunicarse.
Toda la información que recibimos
nos llega por estos diversos canales y se elabora de manera igual
de compleja. Ahora bien, esto cumpliría con cierta linealidad
que exigen las mentes más ortodoxas, pero si logramos ver
el verdadero alcance de nuestra comunicación podríamos
elaborar no solamente una línea en donde se transmiten y
reciben mensajes, sino toda una elaborada red de vínculos
comunicacionales funcionando a manera de una bootstrap5
o un holograma6 en donde nos
es imposible no comunicarnos y nuestras relaciones están
en un constante movimiento a manera de estructuras dinámicas.
Un desarrollo social estable requiere
de diversos modos de comportamiento: palabras, gestos, posiciones
de cuerpo, miradas, empleo de espacios físicos, etc., estableciendo
la comunicación como un todo integrado. "La comunicación
es la matriz en la que encajan todas las actividades humanas"7.
En este sentido es necesario concebir la investigación de
la comunicación en términos de niveles de complejidad,
de contextos múltiples y sistemas circulares, asemejando
el funcionamiento de la cibernética8.
El modelo de comunicación
orquestal desarrollado por la escuela de Palo Alto9
es una de las propuestas comunicacionales que más se adaptan
a los nuevos paradigmas científicos, pues su funcionamiento
se asemeja al de una red de vínculos donde cada uno de nosotros
forma parte imprescindible de toda relación social. En este
modelo la comunicación se concibe como un sistema de canales
múltiples en el que el autor social participa en todo momento,
lo desee o no: su mirada, su actitud, comportamiento y hasta el
mismo silencio. Como miembro de una cultura forma parte de la comunicación,
así como el músico forma parte de la orquesta. Pero
dentro de esta extensa orquesta no existe un director ni una partitura
(código escrito) cada uno toca poniéndose de acuerdo
con el otro10. El deber del
comunicólogo es elaborar esta partitura escrita que resulta
sin duda altamente compleja.
La comunicación así
comprendida trabaja como un sistema (un proceso) en el que los interlocutores
participan. Decir que el individuo A comunica una multitud de mensajes
verbales y no verbales al individuo B es utilizar de nuevo el modelo
de Shannon en el que la comunicación se considera como una
sucesión de acciones y reacciones:
Un individuo no se comunica,
sino que toma parte en una comunicación en la que se
convierte en un elemento. Puede moverse, producir ruido...,
pero no se comunica. En otros términos no es el autor
de la comunicación sino que participa en ella. La comunicación
en tanto que sistema no debe pues concebirse según el
modelo elemental de la acción y la reacción, por
muy complejo que sea su enunciado. En tanto que sistema hay
que comprenderla a nivel de intercambio11.
Siendo así, el análisis
no se centra en el contenido del intercambio, sino en el sistema
que ha hecho viable el intercambio. Este sistema es la comunicación
que recibe preferencia sobre el sujeto que se inserta en ella. Todo
comportamiento individual se convierte desde este punto de vista,
en comportamiento social (cultural) esto quiere decir que la cultura
no puede concebirse solamente como una entidad que va más
allá del individuo. Lo social, tiene que pasar forzosamente
por lo individual.
Es cierto que el lenguaje juega
un papel de suma importancia dentro de la comunicación interpersonal,
pero hay que reconocer que los trabajos en los otros modos o niveles
de comunicación están todavía muy poco desarrollados,
tales como los movimientos o el uso de un lenguaje simbólico.
Es precisamente esta comunicación de la que no nos damos
cuenta y tampoco le ponemos atención la que también
determina nuestra personalidad, comportamiento y creencias12
, pues puede transmitirse social, cultural y particularmente a través
de nuestros padres. Normalmente cuando nos referimos a un sistema
de códigos, pensamos inmediatamente en un sistema lingüístico
en el que cada signo corresponde a algo material, pero a la vez
existen ciertos términos irrepresentables objetivamente (como
el uso de la palabra eternidad o alma), para ello existe otro tipo
de orden con el cual trabaja nuestro inconsciente a través
de una gramática simbólica de gran complejidad. Todos
nuestros actos tienen una dimensión simbólica en la
que la mayor parte de lo que expresamos siempre va incluida una
parte más de la que queremos explicar con un carácter
simbólico la cual no puede ser captada intelectualmente.
Muchas veces para adquirir las proporciones sobre las que trabaja
este lenguaje es necesario el acercamiento a los mitos que rodean
nuestra sociedad, pero para hablar de ello requiere extendernos
un poco más.
Tal parece que el las diversas vertientes
de la comunicación no se quedan solamente en un estudio de
publicidad, mercadotecnia o sobre medios. Luis Racionero nos hace
un señalamiento al respecto al proponer al ser humano como
una entidad dotada de numerosos canales de percepción y nos
deja en claro el limitado uso de estos: "El cuerpo y la mente
humanas forman un todo dotado de diversos canales de comunicación
con el mundo; cada uno de esos canales es una forma de conocimiento.
No es sensato renunciar a ninguno de ellos porque, al hacerlo, se
amputan y disminuyen las capacidades de conocimiento humano. Lo
más eficaz es usar todos los canales de conocimiento alternativamente,
juzgando, en cada caso, qué canal será más
útil a las vivencias que se persiguen"13.
Es obligación de todo científico ir más allá
de sus horizontes, ampliar su percepción e información
en los diversos campos de estudio, tanto de las ciencias duras como
de las humanas. Es labor de los comunicólogos renovar conceptos,
formas, elaborar nuevas teorías y enlazar todo aquello que
pueda ofrecer una nueva perspectiva, un cambio que se acomode a
los nuevos paradigmas científicos y generé en un futuro
una ciencia donde quepamos todos.
Notas:
2
Por ejemplo, al explorarse los recursos naturales de manera fragmentaria,
la sociedad ha causado la destrucción de bosques y tierras
de cultivo creando desiertos y deshielos en las capas polares.
3 Es importante señalar
que tampoco hay que caer en el holismo, pues no es sólo que
tal empresa se encuentre más allá de toda mente humana,
sino que resulta prácticamente imposible de llevar a cabo,
ya que el conocimiento crece a una velocidad mucho mayor a nuestra
capacidad de conceptualizarlo
4 Ken Wilber., Una teoría
de todo. Ed. Kairós. España 2000 p. 64
5 Geoffrey Chew crea en el Bootstrap
una teoría de las partículas que intenta unificar
la mecánica quántica y la teoría de la relatividad.
La naturaleza no puede ser reducida a entidades fundamentales (como
los átomos) sino que debe entenderse a través de le
autoconsistencia. La filosofía Bootstrap no acepta ninguna
entidad, ley, constante ni ecuación fundamental. EI universo
físico se ve como una red dinámica de sucesos interrelacionados
y la consistencia global de sus interrelaciones determinan la estructura
de la totalidad de la red. En inglés, to pull oneself by
the bootstraps es un giro idiomático conocido. Proviene de
que las botas suelen tener unos bucles o tiras en su parte superior
- llamados bootstraps - por los que se las levanta para calzarlas.
Significa, entonces, levantarse por los tiros de las botas, algo
absurdamente imposible.
6 El punto de partida de la hipótesis
holográfica está constituido por lo que David Bohm
denominó "totalidad indivisa" y su objetivo fue
el de explorar el orden que aparece como intrínseco en la
red cósmica de relaciones, a un nivel más profundo
y <<no manifiesto>>. A diferencia, de los planteamientos
modernos de la física sobre la convergencia de orden y desorden,
Bohm prefiere seguir usando el término "orden"
para determinar los comportamientos y la dinámica de los
sistemas universales. A este orden Bohm, lo denominó <<implicado>>
o <<envuelto>> y lo describió a través
de la analogía de un holograma, en el que de algún
modo cada parte contiene al todo.
De esta manera, "Si se ilumina cualquier parte del holograma,
se reconstruye la imagen entera, a pesar de que no tendrá
tanto detalle como la imagen del holograma completo", y así
el mundo real está constituido según estos principios
generales, a través de los cuales el todo se presenta envuelto
en cada una de sus partes, envolviendo a su vez a éstas.
7 Jurgen Ruesch y Gregory Bateson,.
Communication, The social matrix of the psychiatry, Nueva York,
Ed. Norton. 1951, p. 13
8 Durante la Segunda Guerra Mundial,
Norbert Wienner estudia el problema de tiro de los cañones
antiaéreos (DCA). Como el avión vuela a una velocidad
muy grande, es preciso predecir su posición futura a partir
de sus posiciones anteriores. Si el cañón está
informado de la separación entre la trayectoria real y la
ideal de sus obuses, puede cercar progresivamente el avión
hasta abatirlo. En este problema, Wienner reconocía el principio
reconocido como feedback y le dio un alcance universal al sentar
las bases de la cibernética. Wienner observó en el
cañón que trata de alcanzar al avión el brazo
que lleva un vaso de agua a la boca, un mismo proceso circular en
el que las informaciones sobre la acción en curso nutren
al sistema a su vez permitiéndole alcanzar su objetivo.
9 Tambien llamada "el colegio
invisible y conformada por pensadores como Gregory Bateson, Edward
Hall, Paul Watslawick, Erving Goffman. Se distingue por su toma
de conceptos y modelos de la teoría sistémica, pero
también de la lingüística y la lógica,
los investigadores de la escuela de Palo Alto intentan dar cuenta
de una situación global de interacción y no sólo
estudiar algunas variables tomadas aisladamente. La comunicación
es estudiada como proceso social permanente que integra múltiples
modos de comportamiento: la palabra, el gesto, la mirada, el espacio
interindividual. Se basan en tres hipótesis:
- La esencia de la comunicación
reside en procesos de relación e interacción (los
elementos cuentan menos que las relaciones que se instauran entre
ellos);
- Todo comportamiento humano
tiene un valor comunicativo (las relaciones, que se corresponden
y se implican mutuamente, pueden enfocarse como un vasto sistema
de comunicación), observando la sucesión de los mensajes
reubicados en el contexto horizontal (la secuencia de los mensajes
sucesivos) y en el contexto vertical (la relación entre los
elementos y el sistema), es posible extraer una lógica de
la comunicación;
- Los trastornos psíquicos
reflejan perturbaciones de la comunicación entre el individuo
portador del síntoma y sus allegados.
La escuela de Palo Alto enfatizó
sobre dos aspectos comunes y de importancia entre la comunicación
interpersonal y la mediada "reconocimiento y generación
de espacios a partir del factor relacional que es común a
todo proceso comunicativo". Es decir, las respuestas que el
actor social encuentra a sus preguntas referidas: quién soy
y quiénes somos, están impregnadas de significación
espacial y varían según el sistema de redes que se
invoque en este ejercicio de autoidentificación.
10
Bateson, Birdwhistell, Goffman, Hall, Jackson, et al., La nueva
comunicación. Selección de Yves Winkin Ed. Kairos.
Barcelona, España. 1994. p. 6
11 Ibidem p. 77
12 Tales creencias comprenden
numerosas ideas. Con frecuencia se relacionan con el "deber
ser" a los que nos obligamos como imperativos morales. Tienen
relación con nuestros supuestos acerca del mundo y sus circunstancias.
Estas construcciones son filtros mentales que raras veces cuestionamos.
13 Luis Racionero., Filosofías
del underground. Ed. Anagrama. España. 1987. p. 154
Referencias:
Bateson, Birdwhistell, Goffman,
Hall, Jackson, et al., La nueva comunicación. Selección
de Yves Winkin Ed. Kairos. Barcelona, España. 1994
Bohm D. & Peat F.D.. Ciencia, Orden y Creatividad. Ed.
Kairós, Barcelona 1998
Jodorowsky, Alejandro., La Danza de la Realidad. Ed. Mondadori.
M
Peat, David., Sincronicidad. Ed. Kairós, Barcelona.
2001.
Racionero, Luis., Filosofías del underground. Ed. Anagrama.
España. 1987
Ruesch Jurgen y Bateson Gregory,. Communication, The social matrix
of the psychiatry, Nueva York, Ed. Norton.
Wilber, Ken., El paradigma Holográfico. Ed. Kairós,
Barcelona. 2001
Wilber, Ken., Una teoría de todo. Ed. Kairós.
España 2000
Ozziel
Nájera
Licenciado en Ciencias de la Comunicación,
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM,
México . |