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Por Nachyelly Buitrón
Morales
Número 26
Introducción
El estudio del curriculum ha llamado la atención no sólo
de pedagogos, sino de toda la sociedad, ante la búsqueda
de respuestas o líneas de acción para mejorar la educación
en nuestro país. La intención del presente ensayo
es introducir al lector a las implicaciones teóricas y prácticas
que confiere el término curriculum.
En una primera instancia, se hablará
de la relación que existe entre Hombre, Cultura y Educación
como parte fundamental en todo proyecto curricular, que demanda
tener claro la comunión que existe entre ellos para poder
llevarlo a cabo con éxito y evaluar los resultados obtenidos.
Al curriculum no lo podemos entender sin tener claro que es una
necesidad del hombre por transmitir integralmente aquello que le
permita transcender.
Una vez determinada esta relación
indisoluble, se da un acercamiento a la fuente sociocultural del
curriculum como una necesidad humana de dar respuesta a los acontecimientos
sociales y culturales que día con día amenazan a nuestra
sociedad. Ante esto, planteamos la historia del curriculum para
ser considerado una conjunción entre lo que debe ser y lo
que es; es decir, entre la teoría y la práctica; entre
lo que nuestra cultura nos dicta y lo que nos demanda la sociedad.
Una vez establecida la historia
del término, exponemos las diferencias que existen entre
el curriculum formal, real y oculto como tres partes de un todo
que nunca dejan de actuar en el proceso educativo y que es menester
darle mayor importancia que genere la congruencia que necesitamos
hoy en día para darle orden a todo el cúmulo de información
a la que somos expuestos.
Asimismo, queremos presentar los
grandes desafíos a los que se enfrenta el curriculum, tomando
en cuenta el Sistema Educativo Mexicano y su proceso de transición
en el que se encuentra, para poder finalizar nuestro ensayo con
aquellas conclusiones que rescatamos sobre el papel que jugamos
nosotros como docentes frente a los grandes retos que se nos presentan
en nuestro país.
No podemos dejar de mencionar que
para la realización de nuestro trabajo, los autores: Casarini,
Stenhouse, Furlán, González y Flores, Antaki, Kottak
y Ornelas, fueron nuestros pilares para generar nuevos aprendizajes
y nuevas reflexiones que nos llevarán, sin lugar a dudas,
a acciones concretas para mejorar el sistema educativo en el que
nos encontramos inmersos.
Relación Hombre, Sociedad
y Educación.
Al querer establecer una definición del concepto de curriculum,
nos tenemos que remitir a conceptos muchos más básicos
para poder entender el por qué y para qué de su existencia.
Nos referimos a la relación intrínseca que existe
entre el Hombre como ser dentro de una cultura que requiere de un
proceso educativo que lo ayude a preservar su especie. Hablamos
aquí de sobrevivencia, pero no sólo en los términos
de tener comida, ropa y un hogar para vivir, sino que hablamos en
un aspecto de sobrevivencia que conlleva una trascendencia. Esta
trascendencia la logramos gracias a la adaptabilidad al mundo en
el que nos enfrentamos, así como el conservar en cada acto
de nuestra existencia, aquellos valores que van inmersos a nuestra
cultura. De esta manera, queremos entender al curriculum a partir
de lo que es el Hombre, cómo es su cultura y por ende qué
mecanismos educativos o instancias utilizará para preservar
sus ideales y por ende, asegurar su existencia.
Entendemos así por cultura "el conjunto de representaciones
individuales, grupales y colectivas que otorgan significado a los
intercambios entre los miembros de una comunidad.
incorporamos
las costumbres, creencias, ideologías, lenguajes, conceptos,
instituciones sociales, políticas, educativas
"
(Casarini: 1999, pp. 13). Esta definición nos acerca al concepto
de educación, pues el "intercambio" entre personas
dentro de una cultura tiene por objeto transmitir lo que se ha vivido,
lo que se vive y lo que se vivirá para pertenecer a una sociedad.
La educación de estas costumbres,
tradiciones, creencias, ideologías, etc., conllevan un aprendizaje,
tal y como lo establece Kottak (1999: pp. 3) "el rasgo fundamental
de las tradiciones culturales es su transmisión mediante
el aprendizaje en lugar de mediante la herencia biológica.
La cultura no es en sí misma biológica, pero descansa
en la biología homínida", continúa diciendo
"la adaptación humana implica una interrelación
entre la biología y la cultura". Esta definición
nos esclarece la intención de correlacionar al hombre que
requiere de la educación para transmitir su cultura para
trascender.
Nosotros como profesores nos encontramos
invariablemente en esta triada de relaciones, donde al estar frente
a nuestros alumnos debemos ser capaces de transmitir todo aquello
que confiere parte de nuestra cultura inmersa en otras, dando lugar
a un sentido más amplio de la educación, donde no
sólo estamos expuestos a lo que somos como cultura nacional,
sino a lo que nos transmiten y nos "enseñan" otras
culturas, formándonos un criterio y forma de ser. El ser
profesor es uno de los privilegios más grandes del ser humano,
pues precisamente con su labor está ejerciendo y disfrutando
los goces de enseñar nuevos conocimientos y descubrir nuevos
horizontes. Ikram Antaki en su libro "El Manual del Ciudadano
Contemporáneo" (1999: pp.183) establece: "Ser maestro
es el más bello oficio del mundo; su misión es permitir
a todos apropiarse de los conocimientos".
Ahora una pregunta nos surge, ¿cómo
podemos lograr que nuestros estudiantes se apropien del conocimiento?
Para poder dar respuesta, establecemos como punto de partida que
se requiere del acto de la enseñanza por parte de un maestro
para que un alumno aprenda y a este acto, se le llama "proceso
educativo", donde "el alumno recibe una cultura académica;
entrar en contacto significa que el aprendiz incorpora cognitiva,
emocional, motriz y actitudinalmente esa cultura académica
prosiguiendo el proceso de socialización iniciado en la familia"
(Casarini:1999, pp. 14).
Fuente sociocultural del curriculum
El entorno sociocultural
de la escuela donde se ejecuta el curriculum, siempre ha estado
en constante cambio y ante la amenaza del exceso de información
a la que es sujeta hoy en día, se ha visto en la necesidad
de implementar acciones que le ayuden a integrar lo que sucede en
su medio externo y lo que acontece en las aulas. González
y Flores (1999; pp. 26) establecen: "Si queremos que los alumnos
y alumnas puedan integrarse de la mejor manera posible a los ambientes
ambiguos y complejos que les tocará vivir, y que además,
puedan contribuir al desarrollo de sí mismos, de sus congéneres
y de sus comunidades, tendremos que hacer algo para que éstos
sepan seleccionar y procesar la información y, además,
obtenerla a través de un conocimiento adecuado y eficaz de
los medios electrónicos". Este aspecto es uno de los
grandes desafíos a los que nos enfrentamos como docentes,
pues no basta con aquello que podemos ejercer en la institución,
sino que nuestras acciones sean llevadas por los alumnos a sus hogares
y al medio que los rodea. Una de las actividades que realizamos
en nuestra práctica docente es cuestionar a los alumnos sobre
lo que están percibiendo del mundo y su aplicabilidad en
el aula. Muchos en esos momentos, tal vez ni se den cuenta que se
está generando un aprendizaje significativo, pues el dar
respuesta a una cuestionante, implica muchas veces una reflexión.
El proceso educativo requiere de
una línea teórica y práctica que lo sustente
y es así, donde el curriculum toma su fuerza. ¿Qué
entendemos por curriculum?
Ante estas preguntas, varios autores
han dado una definición del concepto que nos ayuda a entenderlo
como un todo. En una primera instancia, pensamos que es un "resumen"
de todas aquellas actividades profesionales que hemos desempeñado
que dan una referencia de lo que somos y qué queremos para
mejorar, pues uno redacta un "resumen de vida" para que
alguien sepa qué hemos hecho a lo largo de nuestra existencia
y saber si somos convenientes para desempeñar un puesto o
una posición laboral. Es así, como la palabra latina
"curriculum vitae" o "curriculum vivendi" nos
remite al curriculum laboral que entregamos para obtener un empleo.
Esa pregunta se la realizamos a nuestros alumnos y nos contestaron
lo plasmado anteriormente, aunque una vez explicado el contexto
del curriculum escolar, entendieron su fuerza.
Sin embargo, en otra dimensión
diferente, dirigida a la educación, González y Flores
(1999; pp. 16) establecen: "En la evolución del término
curriculum existen desde conceptualizaciones restrictivas que lo
definen como la formulación del plan de estudios de la institución,
hasta las más holísticas que lo asumen como todo aquello
que se realiza en la escuela para llevar a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje".
Así para Stenhouse (1999, pp. 30) "Un curriculum es
el medio con el cual se hace públicamente disponible la experiencia
consistente en intentar poner en práctica una propuesta educativa.
Implica no sólo contenido, sino también método
y, en su más amplia aplicación, tiene en cuenta el
problema de su realización en las instituciones del sistema
educativo". Es importante hacer hincapié en el adjetivo
"consistente", pues consideramos que es requisito para
asegurar una buena transmisión cultural a los individuos.
No podemos pretender el éxito de un curriculum si los maestros,
y en sí la institución están desfazados, es
decir, no tienen un objetivo común y una línea de
acción conjunta que ayude a presentar, guiar y practicar
las grandes cuestionantes que se nos presentan como especie humana.
Furlán (1996: pp.102) nos plantea ante esto "curriculum
en un sentido fuerte es un proyecto de transformación de
la actividad académica, que pretende ser totalizador, que
pretende impactar a la totalidad de la práctica, que pretende
la sinergia
pretende que el accionar de la pluralidad de profesores
confluya en una dirección única, la dirección
que marcan los objetivos del proyecto de enseñanza o el marco
evaluativo del proyecto de enseñanza".
Por su parte, Casarini (1999; pp.
6) expresa "el curriculum es visualizado, por una parte, como
intención, plan o prescripción respecto a lo que se
pretende que logre la escuela; por otra parte, también se
le percibe como lo que ocurre, en realidad, en las escuelas".
En este acercamiento al curriculum, debemos notar la relación
que mantiene la autora entre el proceso de enseñanza-aprendizaje
entre el sustento teórico y la práctica; entre aquellos
conocimientos que incluyen los libros y aquellos conocimientos que
se adquieren de las relaciones sociales en la Institución,
con maestros, alumnos y empleados. Para ahondar en esta idea, Furlán
(1996: pp. 98) nos plantea "El curriculum, es el resultado
de la actividad global de la escuela, no solamente de lo que pasa
en las aulas, también de lo que pasa en los pasillos fuera
de las aulas". Entendemos con ello, que el curriculum es una
expresión cultural dentro de una Institución que engloba,
creencias, valores, ideologías, conocimientos, experiencias
como parte de un todo, es decir como parte de una sociedad cambiante
ante las necesidades de un mundo que demanda gente más adaptada
a las circunstancias sociales, políticas y económicas
que imperan.
Historia del término
Pero, ¿de dónde surge esta concepción del curriculum
que conjuga la teoría y la práctica?
Ante las necesidades cambiantes de una sociedad, en este caso, hablamos
históricamente de la sociedad norteamericana de fines del
Siglo XIX y principios del Siglo XX, donde imperaba la necesidad
de hacer de la educación el medio por el cual la sociedad
norteamericana se constituyera como una Nación. En el Acuerdo
Nacional para la Modernización de la Educación Básica,
citado por Ornelas (1995: pp. 49 y 50) se establece "
la
inclinación a usar la educación como un instrumento
político aparece recurrentemente a lo largo de la historia
y el sistema educativo sigue siendo, al menos en ciertos documentos
programáticos y discursos, el pilar para consolidar la nacionalidad".
Este sentido de la educación,
le dio forma al curriculum para ser considerado "un instrumento
de adaptación de la escuela a las nuevas demandas" (Furlán:1996;
pp. 91). Esta nueva concepción se derivó de la polémica
que existió entre dos grandes posturas: la pragmática,
representada por John Dewey y la organización científica
del trabajo, encabezada por Bobbit. Explicaremos brevemente estas
dos posturas. En la postura pragmática, Furlán (1996:
pp. 92) explica: "Dewey sugería la necesidad de reestructurar
totalmente la organización y la progresión del contenido
cultural de la escuela
básicamente con la necesidad
de estudiar y considerar la especificidad del que aprende
(es decir) la consideración de cómo aprenden los niños
que implicaba
el respeto a los niños
. Le encomendaba
a la escuela contribuir al desarrollo del mundo productivo
y a formar ciudadanos que consolidasen la vida democrática
y la justicia social
" En esta postura se habla claramente
del respeto y la consideración de los sistemas educativos
por incluir a toda la sociedad, ya sean niños, adultos, pobres
o ricos al proceso educativo; sin embargo a esta concepción
le hace falta algo: la inclusión de todos los ciudadanos
en este proceso educativo, pues la Institución educativa
nunca podrá abarcar todos los aspectos culturales que confluyen
en nuestro acontecer diario y que debemos saber comprender, asimilar
y dar respuesta a ellos, para lograr, lo que hemos dicho anteriormente,
una adaptabilidad al medio. Antaki (1999: pp. 182) expresa "
la tarea educativa concierne a los ciudadanos en su conjunto, no
sólo a los profesionales de la educación. La palabra
"paideia" implicaba la cultura de la personalidad y daba
una gran importancia a la conciencia social y natural en el cual
deben actuar los individuos: es tiempo de recuperar su sentido".
En la concepción de Dewey, el respeto de la escuela, toma
su representación en los educadores o maestros, pero en un
sentido amplio, pues no sólo hablamos de respeto por las
ideas, sino el respeto por ese proceso educativo del que ellos adquieren
una gran responsabilidad, de la cual no es posible desligarse bajo
la existencia de un curriculum bien dirigido. Nuevamente retomamos
a Antaki (1999; pp.185) para establecer que "los maestros tienen
simbólica y prácticamente la tarea de reducir la brecha
entre el principio de igual dignidad de los ciudadanos y la crueldad
del funcionamiento desigual. Sólo son parcialmente responsables
de los fracasos de la integración social, del desempleo y
de la incultura".
Por otra parte, en la postura de
organización científica del trabajo, se seguía
como modelo el Taylorismo, uno de los grandes representantes de
la administración, que fue retomado por Bobbit, el creador
de la pedagogía por objetivos. Esta postura proclamaba en
palabras de Furlán (1999; pp. 94) "analizar los pasos,
las acciones que se quería que los alumnos aprendieran a
desarrollar y disponer situaciones en las cuales pudieran practicar
y entrenarse en el desenvolvimiento de esas acciones
(es decir)
desarrollar los aprendizajes que se esperan de ellos". Con
esta concepción, se ubica a la escuela como el espacio donde
puede el alumno obtener los aprendizajes que le permitirán
un mejor desenvolvimiento en su medio social, político y
económico. Peter Senge (1999) en su libro "La quinta
disciplina" habla acerca de los micromundos, los cuales nos
remontan directamente a esta concepción científica
del trabajo. Pero ¿qué entendemos por micromundo?
Para Senge (1999: pp, 389) "
(los micromundos) permiten
que los grupos mediten, expongan, verifiquen y mejoren los modelos
mentales de los cuales dependen para enfrentar problemas dificultosos
Los micromundos son sitios para "juegos relevantes". Permiten
explorar aspectos y dinámicas de situaciones empresariales
complejas mediante nuevas estrategias y políticas y ver qué
ocurre". La relación que vemos entre los micromundos
y el nuevo papel que jugara la escuela con base en la postura de
Bobbit, a pesar que sabemos que Bobbit (ni Dewey) hizo una propuesta
para el ámbito universitario, es de significado, es decir,
que la escuela fungiera como un espacio donde se promovieran los
aprendizajes relevantes en los alumnos, lo podemos comparar con
los micromundos, pues la institución educativa forma parte
de una colectividad, pero tiene una autonomía diferentes. Ahora veremos por qué. Casarini (1999: pp. 8)
establece "El plan de estudios y los programas son documentos
-guías- que prescriben las finalidades, contenidos y acciones
que son necesarios llevar a cabo por parte del maestro y sus alumnos
para desarrollar un curriculum"; es decir, los planes de estudio
"no fundamentan un proyecto de enseñanza
(el curriculum)
es el recorrido a hacer y en ese sentido puede funcionar como plan,
pero también es el recorrido que se va haciendo, o que ya
se ha hecho" (Furlán: 1996; pp. 96). Es decir, un plan
es una propuesta, es algo que no se considera en acción,
pues sólo pone las bases para la acción y es el curriculum,
que le da sentido a través de su realización y la
puesta en marcha de los objetivos planteados y de aquellos que surjan
en la práctica educativa. "Plan de estudios se deriva
de la expresión latina: ratio studiorum, que más o
menos quiere decir organización racional de los estudios".
(Furlán (1996: pp. 90). Por su parte, "La palabra curriculum
es una voz latina que se deriva del verbo curro y que quiere decir
carrera". Casarini (1999: pp. 4), dando a entender el recorrido
que llevaba a cabo un alumno para el logro de un grado académico.
Curriculum Formal, Real y Oculto
El curriculum ha sido dividido para su estudio en curriculum formal,
curriculum real y el curriculum oculto y de esta manera poder abarcar
todas aquellas actividades que surgen en el proceso educativo y
que no sólo son para transmitir conocimientos, sino actitudes
y habilidades a los estudiantes que les permitan desenvolverse adecuadamente
en un mundo de cambios vertiginosos.
Entendemos por curriculum formal
"a la planeación del proceso de enseñanza-aprendizaje
con sus correspondientes finalidades y condiciones académico-administrativas.
Lo específico del curriculum formal es su legitimidad racional,
su congruencia formal que va desde la fundamentación hasta
las operaciones que lo ponen en práctica, sostenidas por
una estructura académica, administrativa, legal y económica."
(Casarini:1999; pp. 7 y 8). Esta definición nos da las pautas
para considerar al curriculum formal como aquello que nos "da
forma y contenido a un conjunto de conocimientos abstractos, habilidades
y destrezas prácticas" (Ornelas: 1999; pp. 50).
Por su parte, el curriculum real
(o vivido) es " la puesta en práctica del curriculum
formal con las inevitables y necesarias modificaciones que requiere
la constrastación y ajuste entre un plan curricular y la
realidad del aula"(Casarini: 1999; pp. 8). Como profesores,
siempre nos enfrentamos a la disyuntiva que presenta el desarrollo
de objetivos bien planteados por una institución educativa
con el fin de que los alumnos aprendan, y lo que debemos hacer en
el aula para poder llevar a todos nuestros alumnos hacia un mismo
fin. Es el estar frente a diversos puntos de vista, concepciones,
maneras de ser y circunstancias personales de nuestros alumnos y
que tenemos la gran misión de integrarlas, de buscar la sinergia
entre ellos, tanto nosotros como profesores y la institución
en su conjunto, para lograr la consigna principal de las que somos
responsables, y que es la de "formar personas".
En cuanto al curriculum oculto se
establece "Éste en contraposición a la noción
de curriculum formal, no surge de los planes de estudio ni de la
normatividad imperante en el sistema, sino que es una derivación
de ciertas prácticas institucionales que son tal vez más
efectivas para la reproducción de conductas, actitudes
"
(Ornelas: 1999; pp.50). El curriculum oculto lo entendemos como
aquella disciplina institucional que exige un orden, una línea
a seguir en cuanto a comportamientos, actitudes. Su importancia
radica, para nosotras, en que a partir del ejemplo como profesores
dentro de una institución, podemos generar con gran eficiencia
lo que se espera en los alumnos. Requerimos retomar lo que expone
Arciniegas (1992) citado por Casarini (1999: pp. 9) "(el curriculum
oculto) es proveedor de enseñanzas encubiertas, latentes,
enseñanzas institucionales no explícitas, brindadas
por la escuela
". La institución que contemple
a todos los profesores y que éstos se incluyan dentro de
un sistema educativo integral, tiene la gran asignación de
fomentar acciones conjuntas para el desarrollo del curriculum oculto,
pues es una ideología en común la que se requiere
para formar a los estudiantes que demandan nuestro ejemplo.
Curriculum Formal, Real y Oculto
se unen para poder enseñar un todo bien integrado, como lo
son los conocimientos, habilidades, actitudes y valores. Pero ¿por
qué decimos que nuestro sistema educativo no es el adecuado?
¿Qué pasa entre el curriculum y las instituciones
educativas en nuestro país?
Desafios entre curriculum e instituciones
educativas en México.
Decimos que el Sistema Educativo Mexicano (SEM) se encuentra en
transición, pero ¿a qué nos referimos? Nos
referimos a aquellas medidas que se han tomado y que faltan algunas
por ser tomadas en cuenta para hacer de nuestro Sistema Educativo
un espacio donde no existan tantas desigualdades, no sólo
en cuanto a acceso a la educación, el cual es avalado por
el Artículo 3o. constitucional, sino en cuanto a los contenidos
que maneja. Ornelas (1999: pp. 21) establece: "
la educación
en México está marcada por grandes desigualdades,
por inequidades que es necesario reparar si en realidad se desea
prosperidad para todos los mexicanos". Estos aspectos ya no
son una novedad, pues la consciencia social ha puesto sus ojos en
ellos para tratar de darle otro giro que beneficie a una sociedad
en continua adaptación a los procesos globalizadores. De
igual manera, se habla de "los métodos de enseñanza
que no toman en cuenta la experiencia de los alumnos y en ocasiones
ni la de los maestros y que, por regla general, se diseñan
de manera tal que no permiten evaluaciones externas y se desconocen
los resultados" (Ornelas, 1999: pp. 52).
Existen multiplicidad de problemas en nuestro SEM, sin embargo,
a lo que queremos dar enfoque en este ensayo es al papel del curriculum
frente a la institución educativa como parte de él.
Problemas en cuanto la orientación, contenido y organización,
van de la mano con el curriculum y veamos por qué.
Si tomamos en consideración
la propuesta de Bobbit sobre la organización científica
del trabajo, nos podemos dar cuenta de uno de las directrices que
hemos adoptado en el SEM ha sido esa, pues como lo menciona Ornelas
(1999: pp. 49) "
se decidió en favor de una corriente
economista que pregona que el fin supremo de la educación
es formar el capital humano que demanda el desarrollo". Esta
orientación Furlán (1996) la llama impacto en las
imágenes públicas de la institución, donde
"
en el caso del curriculum universitario estamos habitualmente
refiriéndonos a la formación de un profesionista,
en función de algún tipo de demanda social expresada
en un mercado de trabajo". Con esto, nos podemos dar cuenta
que la orientación que se le ha dado al proceso educativo
es el que sea útil a la sociedad. No consideramos que sea
un aspecto negativo, sin embargo si lo llevamos al plano de fin
último, nos encontramos en un gran problema, pues hace a
un lado la intención formativa de los alumnos, es decir a
los valores y las actitudes que queremos desarrollar como parte
de un todo. Como parte de esta orientación, es menester hacer
la referencia a las dificultades que existen entre el curriculum
oculto y el formal en cuanto al papel que juegan alumnos y profesores
en el aula. Ornelas (1999: pp. 51) comenta "En el curriculum
oculto se aprende no por lo que en los libros o las lecciones de
los maestros y los profesores se dice, sino por sus actitudes y
las relaciones sociales que establecen entre ellos y los estudiantes.
Nociones como pasividad, repetición y respeto
no aparecen
como elementos del curriculum formal y, sin embargo, se reproducen
en las aulas no por lo que se dice, si no por lo que se hace".
Esto forma parte del problema al que nos enfrentamos para llevar
a cabo el curriculum y que la Institución tiene el deber
de capacitar e informar a los docentes para que estos aspectos no
frenen el objetivo primordial del curriculum.
En cuanto al contenido del curriculum,
podemos decir que el principal impacto lo encontramos en los métodos
de enseñanza, los cuales "no toman en cuenta la experiencia
de los alumnos y en ocasiones ni la de los maestros y que, por regla
general, se diseñan de manera tal que no permiten evaluaciones
externas y se desconocen los resultados" (Ornelas: 1999; pp.
52). ¿Cómo evaluar los contenidos del curriculum sin
una referencia en los métodos de enseñanza que imperan
en una institución? Es imperiosa la necesidad de evaluar
constantemente la enseñanza en las aulas y determinar como
punto indispensable el tomar en cuenta la experiencia de los alumnos,
como lo establece Ornelas (op. cit) "una exigencia educativa
de primer orden
tomar en consideración la experiencia
de los sujetos de la educación".
Por otra parte, el contenido del
curriculum se juzga a partir de lo que las demandas sociales, políticas
y económicas dictan, por tanto, se encuentra en medio de
una presión social, que difícilmente encuentra un
equilibrio entre lo que se desea enseñar, lo que se debe
enseñar y lo que se aprende. Es decir, existe un impacto
entre lo que es el "deber ser" y lo que "es".
Aquí, el curriculum encuentra su base epistemólogica
que le dicta una forma de llevarse a cabo en medio de la teoría
y la práctica.
El impacto del curriculum que existe
en cuanto a la organización, se refiere a las relaciones
que se ven afectadas una vez que se quiere dar una visión
común en la institución, donde por lo general, los
docentes se desempeñan aisladamente. Furlán (1996;
pp. 108) expresa "cuando se plantea el problema del curriculum,
el nivel de lo individual, el nivel del conjunto de interacciones
interpersonales, el nivel de los agrupamientos pasa a subordinarse
al nivel más general que es: tenemos una tarea en común
dentro de esta institución
implica romper con ese aislamiento".
Grandes desafíos nos presenta
el curriculum bien orientado, ejecutado y evaluado en las instituciones
educativas en nuestro país, pues es una obligación
de todos los ciudadanos inmersos en una sociedad en constante cambio
y transformación, que sólo podrá tener la fuerza
necesaria para generar una educación integral con calidad
si nos incluimos todos en este proyecto transformador. El curriculum
conjuga la teoría y la práctica, el deber ser y el
ser, en donde sólo tendrá su mayor impulso cuando
consideremos que se encuentra inmerso en un todo, no es aislado
y por ende, su estudio debe contemplar el análisis de cada
una de las fuerzas sociales, políticas y económicas
que confluyen en la institución educativa para poder brindar
soluciones viables y concretas ante una realidad inminente.
Conclusiones
A lo largo de este ensayo, hemos hablado de uno de los elementos
clave en el proceso educativo y donde recae un gran peso que junto
con la sociedad, se apoya irremediablemente para lograr un desarrollo
social, cultural, político y económico. Debemos dejar
bien establecido que el curriculum es un todo y que no es algo de
lo que podamos reducir a un listado de materias que nos dan una
trayectoria de los estudios que realizaremos. El curriculum son
los maestros, las instalaciones educativas, la sociedad, los alumnos,
los padres de los alumnos, las instituciones gubernamentales y privadas,
es decir, es todo y nuestro deber es saber hacer de su existencia,
un proyecto congruente en busca de un equilibrio entre ellos.
No es difícil escuchar con
frecuencia a las instituciones educativas, la familia, el gobierno,
la sociedad, las empresas públicas y privadas, sobre quién
tiene la culpa en las inequidades, desigualdades y atraso en la
educación, tanto que se ha vuelto un círculo vicioso
que no genera valor para darle respuesta a los grandes desafíos
que se nos presentan como estudiosos de la Educación. Este
círculo requiere de propuestas viables y concretas sobre
el Sistema Educativo Mexicano, pero sobre todo, de la voluntad de
políticos bien preparados para darle un giro nuevo al proceso
de transformación que se está impulsando.
Nuestro país tiene todos
los elementos y la capacidad para generar estos cambios, sólo
falta voluntad para fomentar ese cambio. Cada día para nosotros
como profesores es un gran desafío que debemos enfrentar
contra la ola de información que recibimos y que ya no sabemos
qué hacer con ella y a la vez enfrentar la pasividad con
que nuestros alumnos reciben la educación, en gran parte
por los efectos de la inmediatez que conlleva el uso de nuevas tecnologías.
Nuevos retos y a la vez nuevas oportunidades de cambiar lo que está
en nuestras manos y que gracias a que podemos estar frente a un
grupo de estudiantes de diferente condición social y económica,
tenemos la oportunidad de transmitir con nuestras palabras y nuestros
actos lo que hará la diferencia: la comunión entre
las distintas fuerzas que confluyen en el curriculum escolar.
Referencias
bibliográficas:
· Antaki, Ikram. El manual
del ciudadano contemporáneo. Primera edición.
Ariel. México, 2000. (pp. 181- 188)
· Casarini Ratto, Martha. Teoría y Diseño
Curricular. Segunda edición. Trillas. México,
1999. (pp. 1-36)
· Furlán, Alfredo. Curriculum e institución.
Primera edición. CIEEN, Morevallado. México, 1996.
(pp. 89-136)
· González, Olga y Flores, Manuel. El Trabajo Docente.
Enfoques innovadores para el diseño de un curso. Segunda
Edición. Trillas. México. (pp. 13-52).
· Kottak, Conrad Phillip. Antropología Cultural.
Espejo para la humanidad. Primera edición. Mc. Graw Hill.
Madrid, 1999. (pp. 1-16)
· Ornelas, Carlos. El sistema educativo mexicano. La transición
de fin de siglo. Centro de Investigación y Docencia Económicas
- Nafinsa - Fondo de Cultura Económica. México. 1995.
(pp. 1-55)
· Senge, Peter M. . Micromundos: la tecnología
de la organización inteligente. Séptima edición.
Granica. España, 1999 (pp. 387-417)
· Stenhouse, Lawrence. Investigación y desarrollo
del curriculum. 3a. edición. Morata. Madrid, España.
1991 (pp. 25-30)
Mtra.
Nachyelli Buitrón Morales
Catedrática del Departamento
de Letras del ITESM Campus Estado de México,
México |